Varios representantes de la extrema derecha rechazan la posibilidad de que la cantante franco-maliense inaugure los Juegos Olímpicos de julio interpretando un tema de la legendaria Edith Piaf (1915-1963). Aya Nakamura, 28 años, es la cantante en lengua francesa más escuchada en el mundo, tiene casi 1,3 millones de seguidores en la red X y cerca de cuatro millones en Instagram.
Todo empezó con una nota publicada por el semanario L’Express según la cual Aya Nakamura fue recibida por Emmanuel Macron en el Palacio Presidencial del Elíseo a finales de febrero. El tema de la conversación fue su eventual participación en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos interpretando un tema de Edith Piaf, leyenda de la canción francesa.
La información no ha sido confirmada por la presidencia ni por el entorno de la cantante. Pero la nota publicada en la sección de indiscreciones del semanario francés fue suficiente para encender a varios sectores de la extrema derecha que la considera ilegítima para esa vitrina mundial.
El domingo, el nombre de Aya Nakamura fue abucheado en el mitin de la Reconquista, el partido del ultraderechista Éric Zemmour, quien está en campaña para las elecciones europeas. Un grupúsculo de la ultraderecha, autodenominados «Los nativos», publicó un mensaje que rezaba: «No hay manera, Aya, esto es París, esto no es el mercado de Bamako», en referencia unos estribillos muy conocidos de la canción «Djadja».
Otros argumentos contra su participación son las libertades que se toma la cantante con la lengua francesa, como en esa canción, en la que mezcla vocabulario e imágenes de las cuatro esquinas del mundo («J’suis pas ta catin, Djadja, genre, en catchana baby, tu dead ça»). Sus defensores, en cambio, afirman que Nakamura «inventó esa lengua, que es fantástica. Tiene unos éxitos locos, y Francia debería estar orgullosa de tener una artista como ella, con una reputación internacional», opina Carole Boinet, director editorial de la revista cultural francesa Les Inrockuptibles.
También la critican porque todas sus colaboraciones y duetos (al menos una docena) han sido exclusivamente con cantantes negros o norteafricanos. Incluso la consideran una «identitaria africanista cuyo estilo, letras, colaboraciones y coreografías dicen todo del África francófono y nada de Francia».
Aya Nakamura reaccionó con dureza en las redes sociales, acusando a sus detractores de «racistas». Los organizadores de los Juegos también se declararon «conmocionados» por los «ataques racistas» en contra de la artista. «Ofrecemos todo nuestro apoyo a la artista francesa más escuchada en el mundo», declaró a la prensa el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París. La ministra francesa de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, también prestó su apoyo a la cantante: «Querida Aya Nakamura, que no te importe nada el mundo entero», escribió en X.
«Dicen amar a su país, pero quieren excluir a la cantante francófona más escuchada del mundo desde Edith Piaf. No se puede ser racista y patriota en Francia», arremetió el diputado radical de izquierdas Antoine Léaument.
La reina del R’N’B francófono es citada a menudo en los posts de Madonna, cuyos hijos son fans de la intérprete de «Copines». Dadju, uno de los pesos pesados del R’N’B francés, también salió en defensa de la cantante: «Por eso llegamos tarde. Estáis linchando al mayor artista del país con argumentos de CM1», una clase de primaria. «Ni siquiera fue una pelea, pero ahora tiene que cantar»