Después de que un resfrío parece estar curado, se puede seguir tosiendo y produciendo grandes cantidades de flema durante varias semanas, lo que puede significar una bronquitis, sobre todo en los fumadores, quienes piensan que su tos es solamente “de fumador”.

Sin percibirlo, la persona comienza a tomar esta tos y la producción de flema como normal y pronto se hallan presentes todo el tiempo: antes, durante y después de los resfríos, incluso a lo largo de todo el año.

El objetivo principal del tratamiento de la bronquitis crónica es reducir la irritación de los tubos bronquiales. Los antibióticos ayudan a tratar las infecciones agudas relacionadas con esta enfermedad; sin embargo, la mayoría de las personas afectadas no necesita tomar fármacos de manera constante, y quienes así lo requieran, deben usar sólo los indicados por el médico especialista.

Para controlar la bronquitis crónica de manera efectiva es necesario eliminar las fuentes de irritación y de infección en la nariz, la garganta, la boca, los senos paranasales y los tubos bronquiales. Esto significa que las personas afectadas deben evitar el aire contaminado y trabajar en sitios donde no haya mucho polvo, para reducir los cuadros agudos que provocan estos factores.

Además, deben dejar de fumar a fin de reducir los síntomas. Si la persona con bronquitis crónica está expuesta –por sus labores– al polvo y a las emanaciones que le perjudican, es posible que tenga que cambiar de empleo.