Puentes

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Al puente Juan Bosch le fueron robadas durante el Gobierno pasado todas sus lámparas, cables y transformadores de energía eléctrica, y desde entonces opera como una peligrosa trampa para quienes deben transitar por él en horas avanzadas de la noche.

Pero la situación no es exclusiva del Juan Bosch, pues el puente Duarte, destartalado pero en uso en una sola dirección, está también a oscuras y presenta todas las facilidades que cualquier deluincuente buscaría para cualquier fechoría.

La más reciente de las emboscadas nocturnas en el puente Juan Bosch se produjo el jueves 9 del presente mes, cuando desconocidos balearon al capitán Ramón Wílamo Belén, de la Fuerza Aérea Dominicana, en un hecho cuyo móvil sería despojar al oficial de la motocicleta en que viajaba y de su arma de reglamento. Antes, en el puente Bosch se habían producido asaltos y atracos contra automovilistas.

A pesar de estas ocurrencias y de que los puentes son infraestructura estratégica en materia de comunicación terrestre, todos los que conectan con la capital continúan sin vigilancia y oscuros.

Aparte de los asaltos y otros actos de criminalidad, conductores desaprensivos aprovechan la oscuridad de la noche para lanzar, impunemente, desperdicios de todo tipo sobre los puentes.

Ya ha habido propuestas específicas para darle a los puentes la atención más adecuada. Se ha sugerido la creación de un organismo autónomo oficial que se encargue exclusivamente de todo lo que tenga que ver con estas estructuras, como forma de preservarlas de daños.

El Gobierno, aparte de anunciar la reparación del puente Duarte, no ha dado señales de que se haya interesado por especializar un cuerpo técnico de estas infraestructuras. Ni siquiera ha restablecido la iluminación en éste y su paralelo, el Juan Bosch, y por supuesto, establecer vigilancia para impedir nuevas sustracciones y otros actos de delincuencia.

Insistimos en que los puentes son partes estratégicas de la comunicación terrestre que merecen, aún en tiempos de paz, ser vigiladas para evitar que delincuentes o terroristas puedan aprovecharlas para sus particulares propósitos.

La falta de vigilancia y la oscuridad por falta de alumbrado ha convertido a los puentes que conectan con la capital en verdaderas trampas, en auténticos auxiliares para los propósitos de la delincuencia. Esperamos que esta realidad sea revertida oportunamente, mediante el restablecimiento del alumbrado y una vigilancia adecuada.

FUEGOS ARTIFICIALES

El tema es obligado para esta época del año. Obligan a tocarlo las estadísticas sobre muertes, mutilaciones y pérdidas materiales que ha generado su producción y su uso.

Los fuegos artificiales, que nada tienen de artificiales, ocupan nuestra atención siempre que están cerca estas festividades de la Natividad. En esta oportunidad, las autoridades han informado sobre la prohibición de la instalación de carpas para la venta de estos artefactos. Comoquiera, los fuegios denominados «artificiales» siempre van a parar a las manos de los muchachos y las consecuencias son lamentables.

Se nos ocurre que en vez de pedir que las autoridades, sean de la dependencia que fueren, emitan resoluciones, ordenanzas o circulares regulando la venta y uso de fuegos, sean los padres los que se empantalonen y persuadan a sus hijos de no adquirir y mucho menos utilizar estos artefactos.

Lo ideal sería que los ayuntamientos o las gobernaciones se encargaran de contratar personal especializado para montar espectáculos pirotécnicos en  Nochebuena y Año Nuevo, para disfrute de la población, y que los menores de edad tengan absolutamente vedado el acceso a los fuegos artificiales.

Esto minimizaría los riesgos de accidentes sin perjudicar a las industrias que tengan autorización oficial para producir los artefactos.

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