El 30 de abril recién pasado el presidente Fernández admitió la existencia de corrupción en la administración pública y le tiró la toalla a los corruptos locales, recordándoles que también existe en el principal centro financiero del mundo (Wall Street).
No hizo nada nuevo nuestro Presidente porque la información, denuncia pública, rumor de calles o pasillos sin señalar nombres específicos es una de las cosas favoritas de los dominicanos y, como ya señalé cuando me referí a las declaraciones del Papa Benedicto XVI sobre la corrupción en nuestro país, todo queda ahí, a nivel de chercha social o relajo político.
El presidente Fernández no ha disimulado nunca su predilección por el estilo balaguerista de comportamiento y muchos lo vemos como discípulo aventajado más del doctor Balaguer que del Profesor Juan Bosch. Por eso, al leer sus declaraciones en el lanzamiento del Plan Estratégico República Dominicana Transparente y Prevención de la Corrupción 2009-2012, recordé las palabras del presidente Balaguer cuando afirmó que la corrupción se detenía en la puerta de su despacho. Pero .¿A qué se detenía?.. ¿a saludar alegremente?….¿a tocarle y decirle guititío guatatao come arroz con bacalao?, o se detenía como ahora a decir: Puerta amiga, dámele saludos al Presidente; dile que sigo dando vueltecitas por aquí, que me paseo por direcciones y administraciones generales, ayuntamientos, organismos de seguridad, policiales y militares del Estado, las cámaras legislativas y organismos autónomos, pero que donde más me quedo de visita es en las secretarías de Estado porque allí me acogen con más beneplácito muchos que dicen ser grandes amigos suyos.