RODOLFO NÚÑEZ MUSA
Con la progresiva e inminente entrada del régimen contributivo del IDSS, el gran reto pendiente para dar feliz y firme trayectoria a la tarea de cubrir ampliamente a la población dominicana en atenciones de salud de calidad y oportunas, se ponen en boga términos propios del desenvolvimiento gerencial del sistema que con frecuencia se utilizan erróneamente, ya por confusión o por desconocimiento. El resultado de su uso inadecuado lleva a desorientación y a malas interpretaciones.
Uno de estos usos es el intercambio de los términos Puerta de entrada y atención primaria.
Nuestro modelo de salud vigente es similar al de la mayoría de los países, aunque con ligeras variantes propias de la realidad social y económica dominicanas, en el que se reconocen tres niveles básicos de atención llamados primero, segundo y tercero. En algunas ocasiones se habla de un cuarto nivel o un tercer nivel complejo. Nosotros preferimos la denominación primer nivel y nivel especializado con subniveles de complejidad.
Nos centraremos en el primer nivel.
En ese primer nivel o nivel es donde confluye la conocida estrategia de Atención primaria, la cual compone una serie de acciones dirigidas al control y manejo de enfermedades y situaciones prevalentes del país. Es de carácter nacional, concentra esfuerzos en regiones según su realidad epidemiológica y casi siempre refleja el Plan Nacional de Salud de la SESPAS a través de su entidad operativa para esos planes que es la Sub-secretaría de Salud Colectiva. Por ende, los lugares destinados para la aplicación de la Estrategia llamada Atención Primaria sólo podrán ser llamados Centros de Atención Primaria (UNAP), cuando incorporen los programas de Salud Colectiva, como son los de vacunación, de protección a las poblaciones en desventaja, VIH-SIDA, rehabilitación social, entre otros, incluidos la promoción y educación para la salud.
Por otro lado, una Puerta de entrada es el estamento de contención de costos del sistema en el entendido de que el ahorro y, por supuesto, la costo-eficiencia, deviene de dos resultados: 1) evitar los gastos superfluos o innecesarios, y 2) la prevención de padecimientos o su rápida y acertada solución. Esa puerta de entrada deberá estar ubicada en el Primer Nivel de Atención y debe poseer elementos de la Atención Primera, pero jamás será sinónimo de la misma ya que, como antes dije, una es para el sistema de Seguridad Social la herramienta para regular los costos y la otra lo es -para la función rectora de la SESPAS- para garantizar la salud de todo el mundo.
La Ley 87-01, en su Art. 152 claramente condicionó desde su promulgación en 2001, en lo referente a la articulación de los niveles de atención, que «para ser habilitadas por la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales, el Seguro Nacional de Salud y cada Administradora de Riesgos Laborales, el Seguro Nacional de Salud y cada Administradora de Riesgos de Salud (ARS) deberá contar con Proveedoras de Servicios de Salud (PSS) que, en conjunto, cubran y articulen los niveles de atención cumpliendo, al menos, con las condiciones mínimas siguientes: «Un nivel de atención primaria como puerta de entrada a la red de servicios, con atención profesional básica a la población a su cargo, dotado de adecuada capacidad resolutiva y centrado en la prevención, en el fomento de la salud, en acciones de vigilancia y en el seguimiento de pacientes especiales…».
La no existencia a tiempo de estas Puertas de entrada, inexplicablemente, nos llevó a la posposición por otros 90 días «impostergables», en la voz del Presidente, de la entrada del Régimen Contributivo.
En fin, las Puertas de entrada serán contención de costos, de modo que no se muevan los usuarios a niveles de atención más compleja para buscar solución a sus problemas de salud que en casi el 80% de las veces son resueltos en ese paso inicial de la provisión de servicios de salud en el Primer nivel. Por supuesto, la capacidad resolutiva va a depender de otros factores, uno de ellos es la presencia en esas instancias de profesionales con capacidad para dar respuesta oportuna y atinada a los usuarios que asisten, de lo cual son apartes responsables las instituciones de formación superior, por un lado, y el Colegio Médico Dominicano, por el otro, en su papel de organismo colegiado co-partícipe de las acciones de salud, con un alto nivel de compromiso con la población para que responda por los agremiados cuando hay fallas o errores en la prestación.
Si no podremos asegurar la resolutividad a este ningún nivel, no será posible hacer de las Puertas de entrada la verdadera salida a los males de la población.