PUERTO ISABEL, EEUU.  AFP.  Con fortificadas instalaciones y rodeado de alambradas, Puerto Isabel es uno de los centros de detención estadounidenses en Texas, cerca de la frontera con México, donde termina truncado el «sueño americano» para miles de migrantes indocumentados.

 El reclusorio, con férreos controles de entrada y salida, es una antigua base naval próxima a la ciudad de Los Fresnos, en la zona  de Texas donde el río Grande desemboca en el Golfo de México, y tiene capacidad para albergar a 850 indocumentados mientras se tramita su deportación.

 Puerto Isabel, ubicado en una reserva forestal, es un complejo de edificaciones donde los internos tienen un riguroso régimen disciplinario, pero con la posibilidad de tener momentos de recreación al aire libre en cercadas canchas de baloncesto.  El asistente de la dirección comentó que cuando un indocumentado es llevado al reclusorio lo primero que recibe es su ropa para tres días, un par de zapatos deportivos, pantuflas para el baño, ropa interior y productos para su higiene personal.

 El uniforme que recibe cada uno está de acuerdo con su condición, si sólo es indocumentado obtiene el azul, si es un reincidente de ingresar ilegalmente a EU o cometió delitos menores recibe anaranjado, y el rojo es para los que enfrentan cargos criminales.  Entre los materiales que reciben los internos figura el llamado «Manual» para  detenidos.

 En sus amplias celdas cada interno lleva un brazalete con su foto. Para las mujeres el brazalete es blanco y para los hombres azul.  Para denunciar cualquier atropello, los internos disponen de cuatro teléfonos con acceso gratis a los consulados de al menos 90 países.  Antes de llegar a Puerto Isabel, los internos pasan en Harlingen, Texas, un primer chequeo médico que incluye una radiografía de pulmones para determinar si padecen de tuberculosis.