Un significativo esfuerzo en favor de la industria turística ha estado en marcha para propiciar que la costa Atlántica alcance un volumen de captación de visitantes acorde con el potencial que muestra el país por su posición geográfica y que ha hecho aparecer profusamente a Punta Cana en la lista de los principales destino de flujos vacacionistas en el mundo. Puerto Plata, que brilló mucho en los comienzos del aprovechamiento a gran escala del clima de sol y playa, supera con buen pie en estos momentos su posterior declinación. Renace como el ave fénix con mejores infraestructuras para recibir cruceros y para que sus vías terrestres optimizadas acerquen sus atractivos al resto de la República.

Si tan claro aparece que la novia atlántica va hacia su alto nivel inicial como anfitriona para quienes llegan del exterior, lo mismo que de su propio vecindario nacional, debería estar asegurada para muy corto plazo la solución al problema de la basura que no tiene allí la apropiada disposición final para hacer que todo lo demás funcione bien y la higiene y el ornato llenen los requisitos de la industria sin chimenea. Para el mismo fin Puerto Plata debe contar pronto con un mercado público que por su limpieza y orden merezca ser visitado por vacacionistas de todas las procedencias. Para seguridad de los turistas y de los propios puertoplateños con prevención y persecuciones debe lograrse una efectiva reducción de los hechos delictivos.

Abrir puertas a los cambios

El camino para ingresar en República Dominicana al mundo digital con iniciativas de negocio no es tan llano ni fácil de transitar como debería. Algunos emprendedores describen como desalentadores los requisitos a llenar para establecerse en el mercado, con apego a las formalidades de la ley sobre registro de compañías como paso previo a brindar servicios y alcanzar estatus en el orden financiero.
Para que el país marche plenamente hacia los cambios tecnológicos las oportunidades de hacer provecho de ellos deben estar ampliamente disponibles a la creatividad y talento del común de la gente. El común de la gente está expuesta a quedar atrapada en un pasado improductivo a medida que la actividad económica pasa a fundarse, o a depender crecientemente, de la informática.