Puerto Rico llora los muertos de masacre en Orlando

Puerto Rico llora los muertos de masacre en Orlando

PONCE, Puerto Rico. Eduardo Pacheco escribía los nombres de los muertos en un club nocturno de Orlando en un papel color verde brillante extendido sobre el capó de un auto, al preparar una vigilia para las víctimas. Las lágrimas le obligaron a interrumpir su trabajo.

Cinco de los nombres en la lista eran de amigos suyos, todos de Ponce, Puerto Rico. La isla se prepara para la noticia de una ola de muertes a raíz del ataque del domingo por la madrugada al club gay Pulse, que realizaba una velada latina. Los dolientes, de todas las edades, aferraban carteles y velas en la vigilia del lunes por la noche en esta ciudad costeña del sur todavía anonadada por la noticia. “Fue una pérdida tremenda. Era un gran ser humano. Los cinco lo eran”, dijo Pacheco acerca de su mejor amigo, uno de los muertos, y las otras cuatro víctimas.

Dijo que dos de ellos estaban de vacaciones en Orlando mientras que los otros tres se habían mudado allí recientemente. Activistas LGBT comprobaron con estupor la cantidad de apellidos típicos de Puerto Rico entre las víctimas. Hasta el momento, casi “todos los nombres de las víctimas parecen ser puertorriqueños”, dijo Karina Claudio Betancourt, funcionaria de la Fundación Sociedad Abierta, al escuchar la lista. La masacre fue un golpe particularmente duro para la comunidad LGBT de Ponce. Muchos conocían a las cinco víctimas, algunas de las cuales se habían mudado a Orlando en busca de trabajo y para huir de una crisis económica que ha provocado el mayor éxodo de isleños al continente en décadas.

Muchos, como Leroy Valentin, de 25 años, eran músicos o bailarines. Valentin había tocado en la banda municipal de Ponce durante 10 años y era miembro de un cuerpo de baile. Su música preferida era el reggaetón y era fanático de la cantante pop Christina Aguilera. Se había mudado a Orlando dos años atrás, pero había realizado una visita sorpresiva a Puerto Rico hace un par de meses, dijo Pacheco.

“Era una persona humilde y amable que le gustaba ayudar a los demás y era respetuoso”, dijo Pacheco. Más de 200 personas se congregaron en una plaza histórica en Ponce para recordar a las víctimas de Omar Mateen, quien abrió fuego en el club con un fusil semiautomático AR-15 y una pistola. Al menos 50 personas murieron y 53 resultaron heridas.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas