EFE 
San Juan.- Decenas de personas en Puerto Rico participaron en la Quinta Marcha Mundial Contra Monsanto y demás Semilleras Transgénicas, esta vez con el propósito común de protestar y denunciar el daño que la industria de la biotecnología agrícola provoca a la salud, al ambiente y a la isla.
Salvador Tió, portavoz del colectivo Nada Santo Sobre Monsanto, sostuvo en un comunicado que la llegada de estas compañías “ha ampliado el desarrollo de plagas en la isla, el peligro de contaminación genética, la degradación de los suelos y la contaminación del ambiente marino y a las comunidades circundantes».
Aseguró además que la ingeniería genética en la agricultura, en manos de grandes corporaciones multinacionales, representa una gran amenaza a la soberanía alimentaria de Puerto Rico y del mundo.
Tió detalló que esta tecnología, presuntamente, no solo ha fracasado en resolver los problemas de hambruna y contaminación ambiental, como prometen sus proponentes, sino que promueve el uso desmedido de agrotóxicos en la tierra, el agua y el aire.
Indicó que tóxicos que utilizan algunas multinacionales, como el glifosato (ingrediente activo en herbicida RoundUp), afectan en gran parte los mejores terrenos agrícolas de la isla y enferman a los agricultores, campesinos, sus familias y comunidades.
La marcha, por su parte, también tuvo como propósito protestar contra la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), pues presuntamente es el principal aliado de la Asociación de Biotecnología Agrícola de Puerto Rico, entidad que conglomera las corporaciones transgénicas en la isla.
Tió dijo que la JSF, alegadamente, tiene la potestad de irse por encima de políticas públicas y reglamentos ambientales en Puerto Rico, por lo que muchos de los terrenos agrícolas, reservas naturales, costas, acuíferos, el aire y comunidades, se encuentran en estado de peligro.
