Desde hace siete años, decenas de artistas, tanto locales como internacionales, se han dedicado a engalanar con sus obras en pintura, y hasta en mosaicos, cientos de paredes a gran escala en Puerto Rico, convirtiendo la isla en un auténtico museo al aire libre.
Artistas de Puerto Rico como Alexis Díaz, Celso González, Bik Ismo, Javier Cintrón, Vero Rivera, Sofía Maldonado, el colectivo Moriviví, Luis Alejandro Rodríguez, Alexis Bousquet, Abey Charrón, David Zayas, Jean Oyola o Stencil Network, han sido algunos de los creativos de impresionantes murales que decoran la isla.
Esas piezas, igualmente, han recobrado interés y exposición en festivales dedicados al arte urbano o arte callejero, como “Santurce es Ley” y “Los Muros Hablan”, y han trascendido a municipios fuera de la capital e impulsado el sector turístico local.
Arte urbano con proyección internacional. “La gente le ha cogido cariño al arte público, que no es vandalismo, que se hace arte, que es educativo, que alegra la vida de las personas, que funciona como terapia, y creo que la gente está entendiendo de qué trata el arte que se ve en la calle”, sostuvo Alexis Díaz a Efe. “Esta es nuestra pasión. Siempre nos gusta proyectar lo que sentimos, en nuestro caso, a las paredes”, agregó Díaz, quien, con sus más de 187 000 seguidores en la red social Instagram, es considerado el artista puertorriqueño de mayor reconocimiento a nivel mundial.
Este artista ha plasmado obras en países como Corea, Brasil, Túnez, España, Italia y los Estados Unidos.
El respaldo de Díaz se debe a que crea sus piezas con un pincel pequeño y tinta china, tal y como hizo recientemente al elaborar en dos semanas -y durante la noche y la madrugada- la fachada del Museo de Arte de Puerto Rico.
“La gente se asombra cuando ve el trabajo, todo el tiempo que conlleva, los detalles y la paciencia para crear un mural de un tamaño y con un material que no son comunes”, abundó.
Según la investigación plasmada en el libro “Puerto Rico, museo al aire libre”, del periodista Marvin Fonseca, desde la década de 1950 existen proyectos de arte urbano en la isla, unos establecidos por el Gobierno de turno y otros que surgieron de la autogestión del artista y su interés por llevar el arte al pueblo.
La autogestión fue lo que impulsó a Alexis Bousquet a organizar, en el año 2012, en La Comunidad El Gandul, de Santurce, el evento “Santurce es Ley”, del cual ya se han celebrado siete ediciones con la participación de artistas locales e internacionales y recibiendo a miles de visitantes.
“Hay un despertar y una aceptación del arte urbano. Ha habido una inyección de que el arte funciona, no solo para decorar, sino para crear capital”, indicó Bousquet a Efe sentado frente a su galería, “Instituto de Subcultura”, en la calle Cerra, donde se lucen decenas de murales.
Ese auge artístico en la calle Cerra lo ha visto plasmado desde hace varias décadas el residente y artista del área Javier Cintrón, quien se ha destacado con sus obras pintando pequeñas casas en El Gandul desde su fundación hace más de cien años.
“La integración del arte en este área se ha convertido en un museo al aire libre, ha educado a la comunidad y la comunidad se ha integrado. Es un movimiento que se está manifestando ahora y del que ya se ve la repercusión”, afirmó Cintrón.
También el mosaico. “Hubo un lapso en el que se abandonó mucho el vecindario y los artistas urbanos jóvenes aprovecharon los edificios”, agregó. Aparte de los murales en pintura que exhibe “La Cerra”, como se le conoce comúnmente a la calle santurcina, también se ilustra una pieza en particular, pero en mosaico, creada por el artista puertorriqueño Celso González, cabeza de la empresa Cero Design & Built.
Esa obra, hecha con pequeños pedazos de lozas, exhibe al personaje de “Mars”, del director estadounidense de cine y oscarizado Spike Lee. Tanta fue la emoción de la pieza, que Lee escogió a González para crearle un mural en Nueva York dedicado a los 30 años de su película “Do The Right Thing”.
“Ha sido una evolución. Empecé pintando pero, a través de los años, me interesé en buscar un medio más permanente. De esa manera llegué al mosaico, que mantiene sus colores y tiene una vigencia de miles de años. Así que me he dedicado a esa práctica desde hace 20 años”, detalló González a Efe.
Durante esas dos décadas, González y sus colaboradores de Cero Design & Built han elaborado más de 40 proyectos de arte público apreciables en murales distribuidos a lo largo de toda la isla y en países tan lejanos como Taiwán. Pero uno de los más impresionantes en la isla es el dedicado a la primera alcaldesa de San Juan, Felisa Rincón de Gautier, en la entrada del Viejo San Juan, de 450 pies de largo (137 metros).
Cerca del mosaico de Spike Lee se ubica una pintura de gran escala de Luis Alejandro Rodríguez, que presenta el rostro de una niña con una brocha en una mano y que con los dedos pulgares e índice de ambas manos trata de hacer la composición artística de su pieza con el propósito de inculcar a los niños a interesarse por el arte.
“El arte urbano es una oportunidad que tenemos nosotros, los artistas, de sacar el arte de las galerías, de los museos, y plasmarlas en las paredes. La calle es el museo y la gente está en la calle sin limitación alguna”, apuntó a Efe Rodríguez, quien debutó en la séptima edición de “Santurce es Ley”, una actividad que se ha expandido y organizado en otros municipios, como Ponce y Culebra, mientras que “Los Muros Hablan”, que arrancó también en Santurce, se ha esparcido a Río Piedras (San Juan) y Bayamón, colindante a la capital.
Este esparcimiento también ha logrado que alcaldes y líderes comunitarios de otros municipios se interesen en organizar festivales de arte urbano o crear eventos para que los artistas callejeros plasmen sus piezas en paredes a gran escala.
Las personas cuidan el proyecto porque forman parte de él. Un ejemplo de ello es el “Yaucromatic”, organizado por Jonathan “Pito” Hernández, director de la organización Arte para Unir. El “Yaucromatic” se organiza desde 2017 en el sector Cantera del Cerro de Yauco, al suroeste de Puerto Rico.
El propósito principal del evento era, según explicó Hernández, pintar cuatro murales cerca de la plaza de Yauco pero, por el auge que consiguió, terminaron siendo 16 piezas.