En el enfrentamiento de Estados Unidos y China lo que está verdaderamente en juego es la supremacía tecnológica en los años inmediatos. Estados Unidos no quiere resignarse a contemplar sin chistar a que los chinos lo desplacen del liderazgo mundial en tecnología y China no está dispuesta a renunciar a la porción de líder tecnológico que cree que se está ganando.
No puede ceder ante la presión si quiere que la respeten. Hace muy pocos días el presidente Xi dijo enfáticamente que China no permitirá que nadie le diga lo que tiene que hacer, no dijo nombre pero el mensaje está claro. Se ha lanzado una “guerra” por la supremacía tecnológica global. Basta ver en las redes y en muchos medios de punta a nivel mundial el barraje de artículos en que se pretende desprestigiar todo lo que China hace en el mundo. Problemas, desavenencias, errores pueden haber muchos, y de muchos, la historia los recoge, pero de ahí a intentar implantar la imagen de un gran dragón cuya lengua de fuego lo destruye todo, hay un trecho enorme. Pululan argumentos y pareceres artificiosos sin documentarse y lo que haga cualquier ciudadano o empresa china aseguran ver detrás la mano tenebrosa de Beijing.
La ofensiva antichina es tal y de tal magnitud que de por sí es una prueba de la eficacia de su proyección y expansión mundial. Quienes han liderado el planeta hasta ahora no lo soportan. Se trata de un gigante que hace 40 años despertó y, ciertamente, no va a dejarse adormecer nuevamente. Ahora no quieren un escenario en el que prevalezcan las reglas a las que hasta ahora exigían que todo el mundo se ajustase; la libre competencia, la acción del mercado. Se intenta apabullar a las grandes empresas tecnológicas chinas no compitiendo sino desprestigiándolas con medidas políticas y extra económicas, fuera del mercado. Acaban de acusar a dos “agentes” chinos de “una campaña global de intrusión informática” y sitúa detrás de ello al Ministerio de Seguridad del Estado de China. No es mera especulación de prensa, fue anunciado por el vicesecretario de Justicia y el director del FBI quienes afirmaron que el “objetivo de China, en pocas palabras, es reemplazar a EE. UU. como la superpotencia líder del mundo, y están usando métodos ilegales para llegar allí». La propia información coloca a los dos “agentes” como funcionarios de la compañía china de Desarrollo de Ciencia y Tecnología Huaying Haitai, pero aseguraron que “no hay dudas” de que detrás está la mano del gobierno chino. Pocos días antes a pedido de EE.UU. Canadá detuvo con fines de deportación a una alta ejecutiva de Huawei acusada de vender tecnología de comunicaciones a Irán.
El gobierno chino exhortó a Washington a “dejar de desprestigiar a China en cuestiones de ciberseguridad» y contraatacó afirmando que es “un secreto a voces desde hace tiempo que Estados Unidos dirige una red a gran escala de robo y vigilancia contra gobiernos, empresas e individuos en el extranjero». Atentos, con un presidente Trump asediado por problemas legales la confrontación con China puede dar un buen entretenimiento.