POR ODALIS MEJIA
El presidente de la Alianza por la Democracia (APD), Max Puig, consideró que los niveles de precariedad material que vive gran parte de la población dominicana, frena el proceso de desarrollo de la ciudadanía, ya que muchos tienen que concentrarse en satisfacer sus necesidades básicas y no en el ejercicio de derechos y deberes.

En tal sentido, señaló que al proceso de ciudadanía a la República Dominicana le falta mucho, ya que más de la mitad de los dominicanos vive por debajo de los indicadores de pobreza  y la  pobreza extrema, los niveles de escolaridad promedio son muy bajos y  donde la cultura política es de tradición autoritaria, clientelista y asistencialista.

Aseguró Puig que es  fundamental que para que un individuo pueda ser considerado ciudadano que tenga una conciencia y un convencimiento de que en una sociedad democrática se cumplen derechos y también deberes.

“La gente tiene que estar consciente de lo que significa la ley y la mayor parte de la gente no tiene conciencia lo que la ley le permite o sabiéndolo no tiene confianza de que la ley se vaya aplicar,  por lo que la cultura política reposa más en el lazo personal clientelar que en el aspecto legal”, expresó Puig.

Pese a que preside un organización política y siendo un asiduo crítico del clientelismo, Puig insiste que más que tal la APD es una fuerza social que aglutina sus miembros en torno a criterios éticos muy precisos, porque entiende que esto es fundamental en la vida democrática.

Esto último, afirma,  ha sido la clave para que  la APD aglutine a más de 100,000 personas y para que en sólo 15 años haya  ido ascendiendo peldaños en términos de representación política al pasar del puesto número 17 en el año 1992, al número cuatro en el 2006.

Apuntó además que consciente de que el nivel de desempleo del país está por encima  del 15% y las personas buscan su sustento, la APD propicia el desarrollo de entidades productivas, independientes del gobierno para que la gente entienda que no tiene que acceder a la política como única vía para satisfacer sus necesidades básicas.

Puig consideró además que en torno a  la APD están las personas que aspiran a un mejor país y que entiende que la democracia, la política y la honradez pueden conjugarse.

Reiteró que la cultura política dominicana está muy enraizada por la pobreza y  el autoritarismo que se han  heredado desde la fundación de la República.

Al defender su integración al gobierno, Puig sostiene desde la posición que ocupan algunos dirigentes de la APD en el tren gubernamental no han claudicado en torno a sus principios éticos.

De acuerdo a Puig la APD mantiene la preocupación por las grandes transformaciones sociales, culturales y políticas que amerita la nación, las cuales deberían producirse a través de sistema democrático.

Sostiene que la democracia debe ser profundizada, entendiendo que la misma no es sólo votar, ya que el acto de votar es circunstancial porque se produce cada dos o cuatro años.