¡Puñetazo a los problemas!

¡Puñetazo a los problemas!

Por primera vez, Herminio va a celebrar cómo su alter ego se subirá a un ring de boxeo para, a puros puñetazos, demostrar que sí se puede darle Knockout a los problemas de la vida… mientras esto expresa, Herminio ve que hacia él se acerca una figura enfundado en unos ‘boxers’, pecho afuera y botines de competencia, mientras una sonrisa de autoconfianza proyecta victoria al tiempo que eleva ambos brazos cuyas manos ya tienen preparados unos guantes ajustados para la ocasión… “¡Soy un triunfador! ¡Hoy y siempre la ganaré a Los Problemas… a puras trompadas!” –grita Píndaro, todo lleno de confianza-… En este cartel, el boxeo tendrá varios contrincantes que enfrentarán a Píndaro, todos en tiempos diferentes, pero vistiendo el mismo bóxer… Todos nosotros seremos los árbitros.

Herminio, que no tenía idea del alcance del encuentro, corre hacia su alter ego boxeador y, como su entrenador, le dice: “Lo primero que debes asimilar, antes de subir al ring, es echar a un lado todo estado emocional que te pueda debilitar en tu encuentro… El miedo, o la inseguridad al verte frente a un problema, te pueden hacer perder el encuentro desde antes del mismo… Cada uno de nosotros tiene una forma diferente de comportarse y es muy común que el aspecto negativo de arrope desde mucho antes de verte frente a frente a él” –completa Herminio.

Píndaro, que ya ha visto a su contrincante acercarse, le dice a Herminio al oído: “Vengo dispuesto a darle un KO a El Problema y para eso me he entrenado cada día… No te preocupes, entrenador, que no te voy a hacer quedar mal”… Herminio, que está impactado por la reflexión inmediata de Píndaro, aprovecha y le recuerda: “Hay cuatro recursos que puedes manejar y utilizar para darle una trompada al centro y llevarlo al suelo… Primero, contrólate en tus movimientos en el ring; segundo, recuerda que cada gesto provocará un impacto; tercero, debes dejar a un lado cualquier idea de lo que te pueda pasar en el futuro cuando lo que importa es el presente y, cuarto, asegúrate de manejar tu tiempo en el ring en cada uno de los encuentros con los demás problemas que la vida te lleve a enfrentar”.

Mientras Herminio le susurra todas esas guías a su alter ego, la figura de El Problema va subiendo ágilmente al ring, listo a enfrentarse a Píndaro… Antes de acercarse a su esquina, lo mira fijamente a los ojos, lo que provoca que el alter ego de Herminio registre en su subconsciente la magnitud que alcanzará esa cartelera de boxeo en su vida… En ese momento, tiene sentimientos encontrados porque, por un lado, siente que debe cuidarse de que un golpe que reciba de El Problema lo llevará directo a una desconocida realidad y, por otro, que por sus malos y frecuentes hábitos se crea que siempre puede manejar sus momentos conflictivos aún sumergido en un profundo estrés… “Olvidamos que tenemos el poder de prevenir el tenernos que enfrentar a encuentros para los que no se ameriten guantes especiales de boxeo para minimizar su impacto –comenta Herminio-… La forma de minimizar nuestras reacciones a situaciones inesperadas, estriba en cómo controlemos nuestro estrés… Cómo puedo yo influenciar a quien me quiere hacer daño y poderlo noquear”… En ese momento, Píndaro escucha la campanada que indica el inicio del encuentro con El Problema y, levantando su cara, se aparta de su banqueta y salta al centro del ring, mientras grita: ¡Un puñetazo voy a propinar a El Problema y, con ello, la situación va a mejorar!”.

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