Punta Cana, Bávaro y Macao

Punta Cana, Bávaro y Macao

Creemos que tenemos la suficiente competencia y experiencia para poder opinar con conocimiento de causa, sobre el tema que hoy pretendemos abordar, ya que adquirimos en lo que hoy se denomina Playa Bibijagua, varios lotes de terrenos en el año 1969. En esa época, ni siquiera existían carreteras siendo dicha zona un bosque tropical impenetrable, cuyo único camino de acceso se efectuaba por la playa de Macao y seguía toda la costa, pasando por El Cortesito, Bávaro, Cabeza de Toro, Faro Cabo Engaño, Punta Cana llegando hasta Juanillo, hoy conocido como Cap Cana.
En ese entonces, mis vecinos eran los propietarios de los terrenos que hoy ocupa el complejo de los hoteles Barceló-Bávaro. El representante de los mismos era Gabito Ferrer y los socios que me acuerdo, el doctor José Manuel Machado, el propietario de Los Navarros en Santo Domingo y un ciudadano cubano cuyo nombre se nos escapa. Recuerdo cuando en el año 1980, mi amigo Gabito alborozado me dijo: “José Antonio, engañamos a unos españoles y nos van a comprar la totalidad de la finca (14,000 tareas y 3 kms. de playa), por catorce millones de pesos”. Es más, me solicitaron que te propusiera que también están dispuestos a pagarte US$300,000.00 por lo tuyo. Lo rechacé de plano, ya que había tenido acceso al estudio que había realizado la ONU sobre ese litoral, en donde clasificaba a esas paradisíacas playas como poseedoras de una arena tan blanca, que parecía nácar.
Los compradores, señores Sebastián y Simón Barceló, oriundos de las Islas Baleares, pronto iniciaron lo que hoy se conoce como Barceló Bávaro Grand Resort, un emporio de casi dos mil habitaciones, casino, dieciséis canchas de tenis, campo de golf, catorce restaurantes, anfiteatros y excelentes actividades acuáticas en esos tres kilómetros de playa.
Ahora, surge esta polémica sobre la construcción de torres de hasta veintidós niveles en la zona, enfrentando al Ministerio de Turismo, la Asociación Nacional de Hoteles y Turismo de la República Dominicana (ASONAHORES), Asociación de Hoteles del Este y el Grupo Punta Cana, quienes se oponen a dichas edificaciones.
Vamos a partir de la premisa que: “las playas no paren y no se multiplican por generación espontánea”. Los hoteles que ahora detectan grandes porciones de terrenos adquiridos en la época de las “vacas flacas” a costos sumamente irrisorios por ser los mismos bosques vírgenes, mas hoy se oponen aduciendo motivos baladíes, tales como: “que el desarrollo turístico basado en la baja densidad y baja altura de las edificaciones ha sido exitoso”. ¿Cuál es el temor pavoroso a la construcción de torres? Simplemente, que al edificarse miles de apartamentos para turistas, no solo visitantes, sino también residentes, perderán el monopolio de las playas que hoy arbitrariamente detentan, en donde el “todo incluido” es una retranca para que el “turista” no abandone el resort, ya que les sugestionan indicándoles, que no son responsables si tienen cualquier percance fuera de la zona vigilada del resort.
Debemos partir de la hipótesis, que el 80% de los denominados “turistas” no lo son, ya que los paquetes están constituidos por obreros, empleados de baja categoría y pensionados, que les cuesta más quedarse en su país de origen para pasar las vacaciones, que comprar una oferta que incluye el vuelo, estadía todo incluido, recogida y llevada al aeropuerto, lo que les permite pasar unos magníficos días de asueto gastando unos pocos euros.
En España, se procedió a la democratización de las playas privilegiadas y se permitió la construcción de torres de más 50 pisos, las cuales pueden ser buscadas en la red para las exclusivas playas de Marbella y Torremolinos. El Gobierno español consideró, que mantener una altura limitada en una playa, impediría que muchos españoles no pudieren disfrutar de un litoral, que como ciudadanos les asiste este derecho, pero que el mismo ha sido conculcado por un grupo empresarial privilegiado, que los discrimina por su bajo poder adquisitivo.
Estamos de acuerdo con lo expresado por el geólogo Osiris de León cuando afirma: “que las construcciones horizontales han provocado impactos negativos en los recursos naturales, por lo que lo correcto es construir torres para alojar turistas en un menor espacio”.
Entonces, debemos apoyar al Grupo Mexicano Palace Resort, cuyo Vicepresidente Ejecutivo Gilbrán Chapur, prometió la elevación de un 25% del salario a los 4,000 colaboradores que contrataran en el Moon Palace Punta Cana, en el cual invertirán 600 millones de dólares estadounidenses que aportarán unas 2,149 habitaciones y diecisiete restaurantes, casino, campo de golf y salón de convenciones. Este complejo tendrá la modalidad de que edificará viviendas para sus trabajadores, un centro comercial, iglesia, clínica, parques, reciclaje de basura y turoperadores para que los turistas tengan la oportunidad de conocer el país, que los hoteles de la zona le niegan

Los hoteleros y Asonahores deben comprender; que ya, por artimañas han logrado que las playas de los resorts hayan sido privatizadas y ahora quieren restringir aún más a los que desean tener una segunda vivienda cerca del mar. Por eso, nuestra opinión coincide con el suelto publicado por el Ministerio de Turismo, intitulado: “La verdad sobre las alturas en el Este”, agregando: ¡El progreso del turismo nadie lo detiene!

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