Punta Caucedo: puerto multimodal

Punta Caucedo: puerto multimodal

El espacio dominicano está cambiando bajo el influjo de estrategias globales, que tienen una evidente dimensión espacial y que se impulsan y discuten cada vez mas en conclaves internacionales que desconocen las realidades locales y situaciones particulares.

La globalización de las economías transforma los espacios nacionales, los rediseña y los adecúa. Esas políticas se aplican conforme a una estrategia de desarticulación de los Estados nacionales que facilita la desarticulación de los viejos espacios para, desvalorizarlos o revalorizarlos según las estrategias.

Mientras eso ocurre, los Gobiernos locales deben, a partir de sus políticas sociales locales, corregir o revertir esas tendencias que provocan más pobreza, más movimientos migratorios y vulnerabilidad de las poblaciones. La eficiencia de los Estados esta en pruebas, donde el clientelismo político, la burocracia y la corrupción, son la regla. Por lo tanto, no logran corregir las distorsiones socio espaciales, por la debilidad de las instituciones, la falta de democracia territorial, la dispersión que existe en la ejecutoria y el manejo clientelista de sus acciones: Pro comunidad, el programa de lucha contra la pobreza, Desarrollo Barrial, ODC no han surtido efecto por repartirse un presupuesto de crisis entre todas esas instituciones. El Estado dominicano no ha podido compensar los efectos de tales políticas, no logro reparar los espacios de pobreza y de abandono regional que se forman, así lo comprueban FMI, Banco Mundial y otras instituciones.

Otra irracionalidad socio espacial, es la partición del pequeño territorio que conformaba el ex Distrito Nacional. Compuesto por 14 secciones rurales y una zona urbana, Santo Domingo, fue urbanizándose a partir de sus secciones rurales, transformadas de repente en «ciudades» satélites de la capital. Sin las infraestructuras ni los servicios necesarios, estos espacios, se conformaron como ciudades dormitorios de la capital. Con ese pretexto, esos espacios, fueron, a su vez, divididos en municipios y en provincia, para conformar, lo que evidenciamos hoy: territorios sin jerarquías estructurales, dependiendo los unos y los otros por algún servicio, disputándose autoridad y legitimidad, sin presupuesto suficiente, ni posibilidad de desarrollo sostenible, sin centralidad urbana, sin identidad, ni cultura anclada al territorio.

Asistimos así, sin sorpresas, a la transformación del espacio nacional, donde los espacios valorizados ayer, como el puerto de Haina, no lo son hoy. Surgen nuevos y otros se mantienen a la espera, como son las áreas protegidas. Esas formas de valorización del espacio son las que producen los movimientos migratorios, hay espacios centrípetos como el Este y otros centrífugas, como la frontera. Algunos se vacían, mientras otros atraen.

De los espacios desvalorizados por estrategias que induce la competitividad y su consecuente depreciación, salen poblaciones fluctuantes, en tránsito, capaces de poner ancla si las condiciones son favorables. De lo contrario, siguen su ruta en búsqueda de condiciones laborales más satisfactorias, exactamente con lo hacen los capitales multinacionales.

Mientras, eso ocurre, otros espacios conocen una revalorización especulativa que provocan a la vez, exclusividad y nuevas formas de inclusión: espacios locales como Punta Cana, Cap Cana, Bayahibe o Las Terrenas, son al mismo tiempo espacios de congregación y de segregación. Espacios regionales como el Este son sometidos a nuevas exigencias.

El puerto multimodal, zona franca de Punta Caucedo, localizado entre la ciudad de Santo Domingo Este y lo que queda del ingenio Andrés Boca Chica, se ha convertido en un espacio revalorizado. Entre tiempos de azúcar amargo y de pobreza, los habitantes de la zona, vieron la construcción de una terminal de nuevo tipo: atracadero sin fin frente al mar, inmensos contenedores apilados, grúas erguidas tales jirafas de hierra, juntos al Aeropuerto Las Américas. Quien quiere entender la dimensión espacial de la globalización, no puede dejar de mirar ese espacio que se construye en la actualidad para colocarse entre los espacios competitivos y estratégicos en el Caribe.

Localizado en la extremidad de una punta que avanza hacia el mar, sus grúas e instalaciones actuales, desafían no solo, los días que le quedan al balneario de Boca Chica, sino a las reglas que imperaban hasta estos momentos, en el mundo cerrado de los navieros y de las Aduanas.

Ese espacio tan singular, se maneja entre los conceptos de zona franca internacional y nudo financiero estratégico para el comercio internacional en una nueva modalidad, donde el despliegue de los capitales se colocan espacialmente entre las rutas comerciales aéreo portuarias más competitivas del mundo actual.

No se maneja como una república aparte, como bien lo denuncian algunos empresarios nacionales sometidos a las presiones financieras del mega puerto de Punta Caucedo: es una nueva concepción geo política entre espacio franco y Estado dentro del Estado.

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