Punta del Este, un destino obligado del jet set del Cono Sur

Punta del Este, un destino obligado del jet set del Cono Sur

PUNTA DEL ESTE, URUGUAY, AFP. Arenas blancas, dos tipos de mares, bosques y lagunas se conjugan con desfiles, restaurantes y discotecas exclusivas, para transformar a Punta del Este (a 140 km de Montevideo) nuevamente en un destino obligado del jet set del Cono Sur.

Las principales modelos argentinas son las anfitrionas en los paradores de las playas de moda, donde las celebridades disfrutan del verano descansando en reposeras de madera y bajo amplias sombrillas de telas rústicas.

«Si querés estar solo, estás solo. Si querés salir a divertirte, tenés cientos de ofertas. Si querés ver famosos, están en todas partes», indicó la modelo argentina Débora del Corral en José Ignacio, una playa alejada que es la preferida de la farándula este año.

Los desfiles de moda son moneda corriente en los paradores de las playas, que son auspiciados por marcas o, inclusive, por canales de televisión, como Fashion TV, o agencias de modelos, como Dotto Models, del empresario argentino Pancho Dotto.

«Punta del Este es la vidriera de la élite porteña», afirmó el relacionista público Leo Mateu de la agencia argentina AM. «Las modelos, los artistas y los empresarios mueren por estar en Punta el Este porque es un trampolín de promoción para el resto del año», agregó.

Y todos estos personajes son un polo de atracción para los jóvenes que se congregan en playas como Bikini, donde los hombres practican kick boxing en un cuadrilátero montado en la playa y las mujeres lucen sus ‘trikinis’ -traje de baño de tres piezas: sostén, bombacha y culote transparente-, la última moda para ir a la playa.

Además del deporte y la moda, los turistas destacan los encantos naturales de Punta del Este. Para el músico argentino Gustavo Ceratti, ex integrante del grupo Soda Stereo y actual solista, uno de los principales atractivos del balneario son las ‘puestas de sol colectivas’.

Los veraneantes suelen congregarse en los paradores para asistir a las puestas de sol y despedir con aplausos el día, mientras toman un licuado de frutas o un clericot (vino con frutas) y comen un sándwich de jamón y queso por unos 10 dólares en total.

Luego de una extensa jornada de playa, los veraneantes emprenden a dedo el regreso a sus hogares. Para volver desde las playas de moda hacia el centro de Punta del Este se debe atravesar la zona de La Barra, donde a todas horas del día suelen producirse largos embotellamientos.

Y La Barra, justamente, es el lugar elegido desde hace varios años por los más jóvenes para salir de noche.

A las dos de la mañana, un hormiguero de personas se cruza de un lado al otro de la principal calle de la zona, donde los bares y discotecas se multiplican con ofertas muy variadas, que comprenden desde sushi hasta tapas españolas.

Las jovencitas -con minifaldas diminutas y camisetas de red- y los jovencitos -con remeras ajustadas sin mangas y pantalones amplios- hacen colas interminables para ingresar a Tequila, el lugar de moda de la temporada y donde la entrada es sumamente restringida.

Después de estar un rato en los boliches de la zona o hacer ‘auto-bar’ (los jóvenes se reúnen alrededor de autos con música a todo volumen y toman alcohol), comienzan las fiestas rave, trance, rockeras o de hip-hop, que se prolongan hasta las siete de la mañana.

«El día nunca termina y siempre hay más para hacer. Más que vacaciones, es una lucha incansable por no parar», concluyó Mateu.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas