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Turismo. Es verdad que el Gobierno ha venido trabajando en el desarrollo de la infraestructura vial y en el sistema epidemiológico en algunos polos turísticos del país, pero se hace urgente la ejecución de un programa a gran escala para impedir, en unos casos, y eliminar, en otros, la arrabalización que predomina en muchas zonas vacacionales.

Hay que evitar que las zonas de Bávaro y Punta Cana, dos excelentes destinos turísticos y conocido mundialmente, pase lo mismo que ocurrió en Juan Dolio, que por la arrabalización grandes cadenas hoteleras se vieron obligadas a salir porque perdió el atractivo, y aunque su lugar ha sido ocupado por compañías inmobiliarias, ha ido perdiendo su real importancia en el mundo del turismo.

El turismo sostenible es un compromiso de todos y se debe garantizar y preservar esos destinos, pero también desarrollar otros polos, como Barahona, con miras a la generación de riqueza. El Sur requiere grandes transformaciones en su infraestructura vial y hotelera, para la competitividad en el plano internacional.

Es de alta prioridad preservar los destinos Punta Cana y Bávaro de los riesgos y consecuencias de una arrabalización desmedida, especialmente para el gobierno, que apuesta a atraer 10 millones de turistas en los próximos años.

Las obras de infraestructura que se han ejecutado en los entornos de Bávaro y Punta Cana es una prueba fehaciente de ese objetivo, como lo es también la remodelación y hermoseamiento de la Zona Colonial de Santo Domingo, que está llamada a convertirse en otro atractivo de gran potencial.

Es necesario encarar las denuncias de que extranjeros han causado daños a corales de la zona.

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