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La estabilidad (y II)

Cuando los agentes económicos locales e internacionales afianzan la confianza en la seriedad de un gobierno, como acontece ahora con Danilo Medina, para mantener la disciplina fiscal como garantía para continuar con la estabilidad macroeconómica e impulsar el crecimiento de la economía, fluyen las inversiones, aumenta el empleo, las exportaciones y la generación de divisas.

El control en el gasto, conforme a lo establecido en el Presupuesto del Estado, ha traído consigo estabilidad de precios y de la tasa de cambio, incidiendo así en las demás variables económicas.

Observamos que la estabilidad macroeconómica tiene un doble componente: la estabilidad de precios y la suavización del ciclo económico. Los instrumentos para lograrla y mantenerla son las políticas monetaria, fiscal y de regulación y supervisión financiera.

Esos instrumentos, que se refuerzan mutuamente, van dirigidos a mantener la estabilidad de precios, la sostenibilidad fiscal y la estabilidad financiera.

En consecuencia, para evitar fluctuaciones fuertes de la actividad económica y de los precios es esencial contar con un sistema financiero resistente y que funcione de manera adecuada.

La política de regulación y supervisión financiera, tanto micro como prudencial es, entonces, el tercer pilar de la estabilidad macroeconómica.

Dentro de ese contexto, la economía dominicana cerró el 2013 con un crecimiento de su Producto Interno Bruto (PIB) de 4.8 por ciento, pasando en el 2014 a 7.3%, muy por encima de las proyecciones contempladas en el programa monetario del Banco Central, y de las estimaciones de organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En el primer trimestre del presente año el crecimiento del PIB alcanzó un 6.5%, superior al 5.25% proyectado.

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