Punto de la demanda efectiva

Punto de la demanda efectiva

La Teoría General de Keynes trata con agregados económicos. La oferta agregada son las ventas (ingresos) esperadas por los empresarios asociada a un determinado nivel de empleo. Su función expresa todas las ventas esperadas posibles con sus correspondientes niveles de empleo. Se puede medir en términos monetarios y como unidades de salario (ventas entre salario promedio). La relación funcional entre ventas esperadas y empleo es positiva y creciente.

Keynes rompió con la Ley de Say de la economía ortodoxa, que afirma que toda oferta crea su propia demanda. La función de demanda agregada es diferente a la de oferta agregada y se divide en dos grandes componentes: D1, incluye todas las categorías de gastos que “dependen del nivel de ingreso agregado y, por tanto, del nivel de ocupación” y D2, que representa todos los gastos que no se relacionan con el ingreso agregado y el empleo.

D1 es el gasto en bienes y servicios de consumo, mientras que D2 incluye tres tipos de gastos: la inversión de los empresarios, el gasto del gobierno y, en una economía abierta, el gasto de los extranjeros en productos locales. La parte de los ingresos no gastada en consumo es el ahorro, que adopta la forma de activos líquidos, inclusive dinero.

Limitémonos a una economía simple, cerrada y sin gobierno, donde la demanda agregada es igual al gasto de consumo más la inversión. Para que se diera la Ley de Say, el gasto de inversión debía igualar el ingreso no gastado en consumo, el ahorro planeado. Para explicar cómo el gasto de inversión no es igual al ahorro planeado a cualquier nivel posible de ingreso y empleo, Keynes invocó el concepto de la incertidumbre acerca del futuro.

La decisión de inversión depende de las ganancias esperadas en el futuro. Si el futuro es incierto, la decisión actual del volumen de inversión está sujeta a las expectativas de los empresarios sobre el futuro. Por otro lado, la decisión de ahorro es también motivada por la incertidumbre, es independiente de la inversión y se expresa en la preferencia por la liquidez de los perceptores de ingreso (que no son los mismos empresarios). Al optar los hogares por no gastar sus ingresos y usarlos en la adquisición de activos líquidos, están incurriendo en una actividad que no induce a la producción de bienes, ni al empleo.

Si el gasto de inversión es inferior al ahorro planeado (decisión de no gastar) entonces el ingreso agregado se ajusta al nivel en que el ahorro iguala la inversión ex post. Keynes demostró que lo más frecuente (general) en el capitalismo es que el nivel de la demanda agregada sea aquel correspondiente a cualquiera de todas las ofertas agregadas posibles, menos aquella que emplea todos los trabajadores que quieren trabajar al nivel del salario corriente. La demanda agregada corriente realizada (el gasto efectivo en consumo e inversión) que genera esta oferta agregada no de pleno empleo, es el punto de la demanda efectiva.

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