En forma inmediata, el surgimiento del coronavirus está impactando en las economías y en los mercados financieros, pero creemos que es una burbuja que se disiparía en las próximas semanas, debido al avance de las investigaciones para la obtención de una vacuna que frene la expansión de la enfermedad.
La preocupación es a nivel mundial por los efectos que está causando en el ser humano y, por ende, en la producción y exportación e importación de bienes y servicios.
Los países del G7, que agrupa a las economías más desarrolladas, los bancos centrales y organismos multilaterales han afirmado su compromiso de utilizar todas las herramientas adecuadas para evitar el desplome económico, dados los posibles impactos del coronavirus en el crecimiento global.
Los ministros de Finanzas del G7 aseguran que están listos para adoptar medidas fiscales cuando sea apropiado, para dar respuestas a la epidemia y apoyar el crecimiento económico durante esta fase de la enfermedad. Los bancos centrales, incluido el de República Dominicana, apoyarán la estabilidad de precios y la expansión económica.
La propagación del coronavirus ha provocado expectativas negativas entre los agentes económicos locales e internacionales, lo que limita en forma inmediata el flujo de capitales e impacta en el turismo.
El Banco Central de República Dominicana ha colocado divisas en el mercado cambiario en este año por más US$800 millones, lo que ha permitido mantener el flujo adecuado hacia diferentes sectores.
La amenaza del coronavirus sobre la economía internacional ha obligado a varios países y organizaciones internacionales a adoptar medidas preventivas para mantener activa las actividades productivas.
Sorpresivamente, el miércoles último la Reserva Federal de Estados Unidos redujo su tasa de interés en medio punto, hasta el rango de 1% y 1.25%, siendo la primera vez que lo hace desde el año pasado, cuando lo hizo en tres ocasiones.
Esa decisión está sustentada en que el brote de la enfermedad presenta riesgos en constante evolución a la actividad económica, lo que está afectando la oferta y demanda tanto a nivel local como internacional.
Se pronostica que la demanda global de petróleo, duramente golpeada por la epidemia, sufrirá este trimestre su primera contracción en más de una década, con una caída de 435,000 barriles diarios respecto al mismo período de 2019.