Minería (y III)

Cuando en estos momentos hablamos de la minería en el país, pensamos en un futuro promisorio en vista de que el actual Gobierno está enfocado en un plan de desarrollo minero-energético.

Con el significativo aumento de la inversión en la explotación aurífera, el sector minero ha cobrado especial importancia para nuestro país, lo que se ha unido al descubrimiento de nuevos yacimientos de oro en San Juan de la Maguana y Restauración.

El sector minero se perfila como una de las locomotoras que impulsarán el desarrollo del país en el futuro próximo. Las perspectivas en términos de crecimiento de la inversión, de generación de empleo y de importantes recursos para el sector público a nivel nacional, envían señales de optimismo.

El interés del Gobierno es que las concesiones se otorguen a aquellas firmas que realmente vayan a explorar con fines de explotación. En el pasado se registraron empresas que luego de obtener concesiones de exploración las vendieron y otras las obtuvieron para aumentar el valor de sus acciones en la Bolsa de Valores de Nueva York. El país es un espacio terrestre limitado que cuenta con una sorprendente diversidad de recursos que en muchos casos tienen un orden de magnitud de proporciones mayores de las que cabría esperar en una pequeña isla del Caribe. Nadie se sorprenda si en República Dominicana aparecieran nuevos elementos mineros que podrían impactar en el mercado mundial. Creemos que la minería no solo tiene un rol protagónico que jugar en beneficio del desarrollo sostenible, sino que ello se convierte -bajo el actual modelo de crecimiento económico- en su única vía transitable hacia la sostenibilidad social.

Es necesario observar y reflexionar de que la minería es importante de manera directa a nivel macro (sector externo, balanza de pagos), y a nivel micro (desarrollo local, generación de empleo e ingresos).