Puntos débiles muy peligrosos

Puntos débiles muy peligrosos

El reciente brote de cólera en Haití y el constante tráfico de indocumentados a través de la frontera hacen atendibles algunos aspectos de la denuncia que  la Comisión Permanente de Asuntos Fronterizos de la Cámara de Diputados hace contra el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (CESFRONT).     Se estima que unos 200,000 haitianos cruzaron la frontera y se quedaron del lado dominicano desde el 12 de enero de este año, cuando un terremoto causó muerte y desolación en su país. El cuerpo militar que custodia la frontera y las autoridades de migración comparten responsabilidades en este aspecto.

La comisión sostiene que después de la creación del CESFRONT el tráfico en todos los sentidos, desde Haití hacia República Dominicana, se ha incrementado. Desde luego, es una afirmación que debería estar respaldada con resultados de una investigación sobre el terreno. El cuerpo militar afirma que cumple su deber evitando tráfico de indocumentados a través de los pasos legales.

Un accidente de tránsito del que resultaron heridos varios haitianos indocumentados habla muy claro de que el tráfico ilegal de personas por la frontera es una realidad. Hay alarma por la abundancia de haitianos en polos turísticos del este del país, y esa presencia se alimenta de ese tráfico ilegal.

La respuesta debe ser eliminar esos puntos débiles tan peligrosos.

Un sano y reiterado consejo

Los llamados al Gobierno para que cese de endeudar el país  han sido hechos por voceros de los sectores más disímiles. Economistas y religiosos, comerciantes e industriales, políticos y líderes comunitarios se han pronunciado en este sentido. Ahora se ha sumado el FMI, que por su especialidad, sabe muy bien por qué aconseja al Gobierno dominicano no asumir  más deudas.

Cuando Alejandro Santos, jefe de la misión del FMI, dice que  es aconsejable “no ir más allá de lo que se ha hecho” en materia de deuda, hay que deducir que su conclusión ha sido extraída del análisis de   los datos de la economía dominicana que maneja ese organismo.

Por ejemplo, si el pago de servicio y capital de la deuda externa nos obliga a aplazar o recortar nuestras inversiones en educación y otros renglones vitales para el desarrollo, hay que entender que nos hemos endeudado más de lo que es aconsejable y prudente.

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