Pura Rondón, 80 años ininterrumpidos agradeciendo a Dios con  su nacimiento

Pura Rondón, 80 años ininterrumpidos agradeciendo a Dios con  su nacimiento

Hablarás con el Señor si haces un nacimiento mientras vida tengas”,  fueron las palabras que una niña de 7 años escuchó mientras un episodio de  fiebre tifoidea la tenía  al borde de la muerte.

Pura Rondón se comprometió desde entonces con san Gregorio Hernández a transformar la sala de su casa en un belén cada Navidad. 

Con un ánimo que sobrepasa los límites de sus 87 años, doña Pura colocó este 8 de octubre su acostumbrado nacimiento, a pesar de que un alto voltaje de electricidad le dañó los bombillitos con los que ilumina la escena de la llegada de Jesús al mundo.

“Yo tengo que ponerlo sola (el nacimiento),  porque si alguna persona lo intenta  se me quita la idea de ponerlo. No puedo dejar que nadie me ayude, pero es un problema levantar todas esas cosas pesadas, fíjate me di una caída tan grande que tuvieron que pararme y ponerme hielo porque se me hicieron chichones en la cabeza”, narra la señora  soltando una carcajada.

Se conecta con Dios.  “Siento un contacto con Dios. Dos semanas antes, sueño poniendo ese nacimiento; primero sueño cómo lo voy a poner cada noche y luego sé cómo hacerlo. Yo nunca lo había puesto de frente, este año soñé que lo había puesto así”, dijo mientras señalaba su obra. Asimismo cuenta que se enferma un mes  antes de poner el nacimiento.

Su primera obra.  “Desperté y no sentía los signos de la enfermedad, sino que alguien iba y me inyectaba cada noche y eso me daba miedo. Quise levantarme y la gente pensaba que yo me estaba muriendo, hasta tenían velas en las manos, pero algo me dijo que tenía que hacer un nacimiento. No sabía cómo hacerlo”, recuerda. “Tenía unos muñequitos de concha que se usaban para mi época, los cogí, preparé en una esquinita mis muñequitos y así hice el nacimiento por primera vez, con matitas y otros objetos que encontré en mi casa”.

“Yo vivía en un campo de Higüey y recuerdo que la gente iba del pueblecito a ver el nacimiento de la niña de siete años. Era como un milagro de Dios”, narra emocionada. 

Doña Pura tiene el temor de no poder seguir cada año colocando su acostumbrado nacimiento, porque la vista le está fallando. Sin embargo, reitera que aunque no es fácil levantar los objetos “para mí es un placer, porque es una tradición que tengo que llevar mientras vida tenga; quisiera que el Señor me dé muchos años más de vida para yo seguir poniéndolo, por lo menos yo alegro a la gente con las navidades al ponerlo”.

Crítica. “Yo quiero que la gente aumente la fe, que desde que se levanten recen y digan al Señor, ‘gracias’,   porque pienso que lo malo anda suelto, son muchos hombres matando a sus esposas y sólo Dios puede ayudarnos”, sostiene. Además critica que la gente en las navidades sólo recuerde el puerquito, el pollito asado y las cosas de comida… “¡No señor!, vamos a recordarnos de orar, de rezar mucho por la juventud para que no cometa errores”, pide la amable señora mientras sonríe al concluir la conversación.

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