El 8 de octubre de cada año Pura Rondón concluye la instalación de su nacimiento y es cuando también inicia las llamadas a los medios de comunicación para mostrar lo que para ella ha sido una tradición de más de 80 años.

A sus 91 años, ciega y con dificultad para caminar, asegura que eso no ha sido obstáculo para que año tras años llegue la Navidad a su hogar.

Pese a que muchas de las piezas que instala se ven deterioradas por el tiempo, ella no deja de colocarlas, porque, como asegura, cada unas de ellas representan una parte importante de este peculiar pesebre.

Aunque en la actualidad su nacimiento no se compara prácticamente en nada con lo que era en sus inicios, doña Pura mantiene el mismo ánimo cada año cuando se acercan las fechas navideñas.

“Dos o tres días antes yo empiezo a soñar y es ahí donde veo cómo debo colocarlo; Dios me dice de qué forma tengo que ponerlo” dice, asegurando que las fuerzas vienen desde el cielo, ya que previo a la fecha de la instalación no es raro que se enferme o tenga algún percance que atente con esta tradición de más de ocho décadas.

Inicios. Todo empezó cuando tenía 7 años y atravesaba una fiebre tifoidea que la tenía al borde de la muerte.

Cuenta que mientras dormía escuchó una voz que le dijo “Hablarás con el Señor si haces un nacimiento mientras vida tengas”.

Fue en ese momento cuando le prometió a san Gregorio Hernández transformar la sala de su casa con un gran nacimiento cada Navidad.

De ese episodio hace ya 84 años y no ha habido uno solo en que ella falte a la promesa, sin importar lo que ocurra.

Gran devota. Cuenta que es una mujer muy devota y creyente y que diariamente ora a Dios pidiendo ayuda por los problemas que enfrentan las familias, especialmente la familia y la sociedad dominicana.

Sostiene que cada vez que las madres llevan a sus hijos a ver su nacimiento se siente muy satisfecha, ya que el verdadero motivo de la Navidad, el centro de todo, es precisamente el nacimiento de Jesús..