MOSCU (AFP).- El presidente estadounidense George W. Bush cenó con el jefe de Estado ruso Vladimir Putin este domingo por la noche en su residencia privada de Moscú, a donde llegó tras conmemorar el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa en el cementerio de Margraten (Holanda).

En este cementerio, donde se encuentran enterrados más de 8.000 soldados estadounidenses, Bush recordó a sus compatriotas muertos en la defensa de la democracia contra la Alemania nazi.

«Cada uno de estos estadounidenses añadió su propia contribución a la historia de la libertad», declaró.

Las tropas nazis «fueron vencidas por una coalición de ejércitos de nuestros aliados demócratas, de combatientes de países ocupados y de resistentes clandestinos. Han combatido con soldados estadounidenses que, algunos meses antes, eran granjeros, empleados de bancos o trabajadores en fábricas», subrayó.

«Los tiranos del mundo entero aprendieron una lección: no hay más fuerza que la libertad y no hay soldado más fuerte que el que combate por esta libertad», afirmó.

Antes de su discurso, depositó una ofrenda floral en el monumento a los fallecidos del cementerio de Margraten, acompañado de la reina Beatriz de Holanda.

Unos 300.000 soldados estadounidenses murieron en todos los frentes de la Segunda Guerra Mundial, desde el ingreso de Estados Unidos a la guerra, en diciembre de 1941, hasta la capitulación japonesa el 2 de septiembre de 1945.

Tras pronunciar su discurso, Bush abandonó Holanda y viajó a Moscú, donde se reunió con Putin, antes de participar el lunes en las ceremonias para conmemorar el 60 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa.

Bush llegó a la capital rusa hacia las 17H00 locales (13H00 GMT) y recibió la bienvenida de su homólogo en la entrada de su residencia de Novo-Ogarevo, situada en una zona residencial al oeste de la capital, anunció la agencia Interfax.

Los dos presidentes se reunieron luego en una de las salas de la residencia, según la agencia, antes de compartir una cena acompañados por sus esposas.

Los medios de comunicación no tuvieron acceso al lugar, con excepción de las agencias rusas, y no está prevista ninguna declaración de prensa.

Las relaciones entre ambos países se encuentran crispadas por las críticas estadounidenses sobre el retroceso democrático en Rusia, su apoyo a las «revoluciones pacíficas» pro-occidentales de Ucrania y Georgia, y una polémica sobre la «ocupación soviética» que siguió a la liberación de Europa del Este.

Putin afirmó, sin embargo, que «vamos a tener el placer de recibir a muchos invitados (para las ceremonias del lunes), pero la visita del presidente norteamericano tiene un significado particular».

Por su parte George Bush dio las gracias al anfitrión por esta invitación.

«El pueblo ruso se consagró con abnegación a la victoria sobre los nazis y ganó esta guerra a pesar de las condiciones terribles», dijo Bush, agradeciendo a Putin su ayuda en las cuestiones de Irán y Oriente Medio, «y otros grandes asuntos».

Los dos presidentes tienen que salvar las apariencias, pero las últimas declaraciones y el programa de Bush han crispado la atmósfera de este encuentro.

Bush decidió, de hecho, iniciar su gira el sábado por Letonia, una ex república soviética, y viajar el lunes desde Moscú a Georgia, otra república de la ex-URSS que últimamente adquirió una orientación abiertamente pro-occidental.

En un discurso el sábado en Riga, Bush denunció la ocupación de Europa central y oriental, especialmente de los países bálticos, por los soviéticos tras 1945, e hizo un llamado a la celebración de elecciones democráticas en Belarús, un país con un régimen totalitario que continúa bajo la esfera de Rusia.

La secretaria de Estado norteamericana Condoleezza Rice, sin embargo, calificó la relación entre el presidente norteamericano y Putin «de excelente» y «directa».

«Creo que es una relación absolutamente excelente, en el plano personal y como presidentes de estos dos grandes países», afirmó Condoleezza Rice.

«Creo que pueden hablar de todo» (…) Caracterizaría su relación de absolutamente directa. Dicen lo que piensan, dicen lo que quieren decir y luego actúan sobre esta base», concluyó.