Putin: ¿socialista o zarista?

Putin: ¿socialista o zarista?

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A la memoria de un amigo excepcional: Dr. Julio César Castaños Espaillat.

“No puedo no marcharme pero tampoco puedo no regresar: así es como un hijo le habla a su madre y un ruso le habla a Rusia”
Marina Tsvetáyeva.

Como describimos en nuestros más recientes artículos: “Europa hoy”, el populismo entra cada vez más a los dominios políticos de la región.
En este momento, la economía mundial se encuentra en crecimiento, pero es un crecimiento frágil, no sostenible a largo plazo, dada la falta de cohesión que existe en la clase política, sobre todo de europa. Además, es importante destacar cómo la derecha y extrema-derecha han tomado fuerzas en los distintos escaños de la geopolítica Europea. Bueno es señalar las últimas elecciones de Checoslovaquia, que ganó la derecha con una participación de la extrema-derecha muy significativa.
Ante un escenario donde una élite mundial que carece de cohesión, cabe preguntarse: ¿qué pasaría ante el advenimiento de una nueva crisis mundial?, ¿cómo y cuál sería la capacidad de respuesta? Estas interrogantes ponen de manifiesto la necesidad de que los líderes busquen la forma para ponerse de acuerdo. Sin embargo, es importante destacar la gran polarización política de los Estados Unidos, que nace con la ruptura del paradigma con la victoria del primer presidente de color, polarización que ha crecido de manera extraordinaria en los últimos veinticuatro meses.
Es por estas razones que hemos querido dedicarle este trabajo al principal líder de influencia en estos momentos de Europa: Vladimir Putin, actual presidente de la Federación Rusa, quien lleva en el cargo 13 de los últimos 17 años con perspectivas de continuar por un largo tiempo. El nuevo Zar, como se le denomina, muestra un sentimiento de grandeza y poder. Putin se caracteriza por tener una tendencia autoritaria y derechista.
Putin ha sabido buscar sus aliados, atrayendo al Medio Este (Península árabe), aprovechando la diferencia de las principales facciones: los Zunis y los Chiitas, para formar una alianza estratégica con Irán y manteniendo control sobre Siria, mientras que, por otra parte, ofrece apoyo a los rebeldes de Yemén.
Esta situación del Medio Este adquiere mayor importancia, ya que entre Rusia y el Medio Este controlan cerca del 65% de la exportación del petróleo mundial. Afortunadamente, para Estados Unidos el impacto no ha sido muy grande, gracias al extraordinario incremento de la explotación del petróleo y gas de esquisto.
Putin proviene de una familia de origen humilde y se graduó con honores de Derecho. Ingresó al servicio de espionaje de la KGB, destinado a Alemania. Su vida pública comenzó en 1990 cuando se convirtió en asesor del presidente de la Diputación de Leningrado para luego convertirse en el presidente del Comité de Relaciones Exteriores de San Petersburgo. Es, en ese momento, cuando su presencia se vuelve imponente, y aprovecha la coyuntura para sacar a Rusia del “Caos” en la que se encontraba en la década de los noventa y la posiciona como un país que se debe considerar en el mundo.
El zarismo ruso fue la forma de gobierno que prevaleció en Rusia desde el 1547 hasta el 1918. Los zares eran y se proclamaban “autócratas”, es decir, dueños de todo el poder político y económico. Eran emperadores que reunían todo el poder absoluto de Rusia cuya fundamental base de poder deriva del matrimonio con la Iglesia Cristiana Ortodoxa. Esta forma de gobierno vio su fin tras la Revolución rusa durante la Primera Guerra Mundial, en donde el socialismo vino a formar parte de la geopolítica rusa.
Mientras acontece el centenario de la Revolución de octubre, Rusia se encuentra, una vez más, bajo la soberanía de un Zar. Aún cuando hoy en día presume tener una democracia participativa, esta democracia “soberana”, en la práctica, es autoritaria y, al mismo tiempo, limita a muchos de sus vecinos. Un informe publicado, recientamente, por Amnistía Internacional destaca el freno sistemático al que están sometidas las ONG rusas, además de demostrar muchas otras restricciones a las libertades de asociación, reunión y expresión.
Continuamos este tema
en la próxima entrega.

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