Putin soportó fuertes críticas de líderes occidentales en el G20

Putin soportó fuertes críticas de líderes occidentales en el G20

BRISBANE, Australia. AFP El presidente ruso, Vladimir Putin, tuvo que soportar ayer las críticas de líderes occidentales por su papel en la crisis ucraniana durante la cumbre del G20 en Brisbane (Australia).

Una fuente de la delegación rusa bajo anonimato llegó a declarar a la AFP que el líder ruso acortará su agenda el domingo, último jornada la reunión, centrada en las crisis internacionales, la inestabilidad económica y el ébola.

«Su programa para la segunda jornada del domingo ha cambiado y ha sido acortado», dijo esa fuente, que descartó que el mandatario se marche por la presión de las potencias occidentales. «No ha habido escándalos», aseguró la misma fuente.

El mandatario participará en las reuniones de la cumbre pero no estará presente en el almuerzo oficial de clausura de la reunión, aunque atenderá a la prensa antes de partir. El delegado restó importancia a esta ausencia alegando que la comida era «más bien un entretenimiento». «Putin se irá sin duda alguna cuando todo el trabajo haya sido completado» aseguró el portavoz de Putin, Dimitri Peskov, a una radio rusa.

Ucrania continua poniendo a prueba la habilidad del selecto club para hacer que su peso económico se traduzca en eficiencia a la hora de resolver las crecientes diferencias diplomáticas que se imponen como un nuevo muro entre Rusia y Occidente, al más puro estilo del periodo de la guerra fría.

«Está claro que estas tensiones geopolíticas no son beneficiosas para promover el crecimiento» mundial, declaró la jefa de gobierno alemana, Angela Merkel.

Su gobierno informó en Berlín que una colaboradora de su embajada en Moscú fue expulsada, aparentemente en represalia por la salida de Berlín de un diplomático ruso.

Un comunicado del Kremlin aseguró que las entrevistas de Putin con Merkel y el jefe de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, sobre Ucrania fueron «amplias y detalladas».

«Sentimientos conflictivos» 

Desde el viernes, víspera del inicio de la cumbre, los países anglosajones multiplicaron las críticas. «Amenaza para el mundo», “agresor de países más pequeños”: EEUU, Australia o Gran Bretaña no se han mordido la lengua. El primer ministro Stephen Harper, fue incluso más directo con el mandatario ruso durante su primer encuentro ayer, al espetarle: «Supongo que le daré la mano, pero solo quiero decirle una cosa: salga de Ucrania».

La OTAN confirmó esta semana las afirmaciones de Kiev, que acusaba a Rusia de haber desplegado tropas y armamento militar al este de Ucrania, información que Moscú se ha obcecado en desmentir.

Antes de Merkel y Juncker, Putin se entrevistó con otros líderes, como el primer ministro británico, David Cameron, y el presidente francés, François Hollande. Con Cámeron hubo apretón de manos frente a la prensa pero no comenzaron a hablar públicamente, sino que hicieron una entrevista a puerta cerrada al margen de la cumbre, signo de la gran tensión que existe entre Londres y Moscú.

Ébola, clima y reactivación económica

Los intercambios diplomáticos han eclipsado otros momentos fuertes de la primera jornada de la cumbre en Brisbane, donde también se ha hablado de la reactivación económica, el medio ambiente y el Ébola. El grupo de las 20 naciones más ricas del planeta acordó hacer lo posible para «erradicar» la epidemia -sin que por tanto hubiera ningún promesa concreta sobre los fondos que lo harían posible-, y se comprometió a trabajar para recuperar el crecimiento económico perdido tras la crisis financiera global de 2008. Aunque el clima no ocupaba un lugar relevante en la agenda del anfitrión australiano, Barack Obama logró situarlo en el centro de los debates.

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