Asistimos a un gran auge de popularidad de bebidas de zumos, entre los que destaca muy en cabeza el de naranja. En Estados Unidos esta industria es de las más poderosas, si tenemos en cuenta que el desayuno tradicional incluye un vaso, o dos, de zumo de naranja, lo cual puede dar idea de la magnitud del consumo.
De ahí que asistamos a grandes campañas de publicidad para que los consumidores se inclinen por el zumo en lugar de por la fruta original.
Antes de seguir adelante vale la pena subrayar que los zumos comerciales son nutricionalmente muy inferiores al zumo fresco que uno mismo puede obtener exprimiendo la fruta, pero aún así existen notables diferencias entre el uno y la otra.
La naranja es un alimento rico en vitaminas, sales minerales y azúcares, y todos estos nutrientes brindan saludables beneficios para la salud. Sin embargo, las propiedades nutricionales, la cantidad de alimento que se consume y la saciedad, entre otros aspectos, no son las mismas si se toma de una forma u otra. Una naranja de mesa puede pesar alrededor de los 200 gramos y, una vez pelada, unos 150 gramos son comestibles. Sin embargo, con dos naranjas de zumo se puede obtener un vaso de 200 mililitros. No obstante, si comparamos la composición nutritiva de 150 gramos de naranja frente a los 200 gramos (o mililitros) del zumo natural, encontramos las siguientes diferencias:
Fibra
La fibra de las frutas se encuentra sobre todo en la piel y en la pulpa. En el caso de la naranja, la piel no se puede consumir y por tanto conviene retirar con cuidado la cáscara para eliminar la menor cantidad posible de piel blanca. Esta piel blanquecina que se encuentra entre la pulpa y la cáscara concentra la mayor parte de la fibra de esta fruta. Si en lugar de tomar la fruta fresca se prepara en zumo, además de la piel que no se aprovecha, la pulpa queda en el exprimidor y se obtiene una bebida prácticamente sin fibra. Comparando entre una opción y otra la cantidad de fibra, la naranja fresca aporta unos 2,5 gramos, mientras que el vaso de zumo obtenido de dos naranjas tan sólo 1,5 gramos. Por tanto, para aprovecharse de la fibra, conviene no colar el zumo, o al menos añadir la pulpa para mejorar el aporte de fibra.
Saciedad
El poder saciante de un vaso de zumo de dos naranjas es mucho menor que si uno se toma una naranja entera. Esto es debido al contenido en fibra de la fruta fresca, que ejerce un papel saciante al poco tiempo de consumirla.
Absorción de azúcares
El contenido de fibra de un alimento, entre otros factores, ayuda a hacer más lenta la absorción de sus azúcares. Esto significa que los carbohidratos del zumo se absorben más rápido que los de la fruta fresca, ya que el primero tiene menos fibra. La ingestión de azúcares rápidos, como los de la fruta, de no quemarse durante la actividad física pasarán a engrosar los depósitos de adiposidad.
Tomar un zumo de naranja en el desayuno o en cualquier momento del día resulta, para muchas personas, más apetecible que comerse una naranja. La pereza de pelar una naranja, la textura de su piel, el olor y la sensación que deja en las manos al comerla, son algunas de las razones por las que mucha gente se la toma en zumo. Consumir naranjas constituye una forma saludable de asegurar la dósis diaria de vitamina C que el cuerpo necesita, pero sin ningún género de duda es mucho mejor y más saludable comerse una naranja que su zumo, como también lo es exprimirse su propio zumo que consumir el envasado comercialmente. Fuente: Prevenir