Qué se dice
Al que le sirva…

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>Al que le sirva…</p>

Es inevitable usar al tono reprobatorio cada vez que se habla de los tiempos de Concho Primo, de aquella etapa de nuestra prehistoria política en la que la testosterona, no las ideologías ni los inflados discursos, definían los liderazgos y su permanencia, y el quítate tu para ponerme yo era la única forma de encaramarse en el poder, aunque solo fuera para durar menos que una cucaracha en un gallinero. Pero esas son cosas del pasado, bastante lejano ya.

 Ahora todo es distinto, otros son los vientos que soplan, pues hace rato que la democracia dominicana usa pantalones largos y la alternabilidad en el poder, a través de elecciones libres y democráticas, es la regla que todos aceptan y respetan; mientras unos disfrutan, a plenitud, de las dulces mieles del poder, los otros esperan tranquilamente en la oposición, confiados en que también les tocará su turno.

Pero no todos tienen que someterse a esa regla de oro de la democracia, al sube y baja que tanto estrés provoca en unos y otros, pues los hay -políticos, desde luego- que gobiernan en todos los gobiernos y guisan en todos los guisos, como suele decir con sabiduría infinita el pueblo llano y sabio. Algunos los llaman corchos porque flotan en todas las aguas, aún en las más procelosas, pero también chaqueteros, piratas, arribistas y otros tantos calificativos que simplemente pretenden nombrar lo que, en cualquier lugar del mundo y en cualquier idioma, solo puede ser llamado oportunismo.

¿Para qué sirve?
Si bien es cierto que los ayuntamientos han recorrido un largo trecho en su ruta hacia la consolidación de su autonomía e independencia, gracias primero a la ley 17-97 y posteriormente a la 166-03 que la reemplazó durante el gobierno de Hipólito Mejía y el PRD, también lo es que parejo con esa consolidación ha crecido el que probablemente sea el principal enemigo de la institucionalidad: el clientelismo. Una crónica publicada ayer en Clave Digital no deja lugar a las dudas: del 2000 al 2006 la nómina de los cabildos se incrementó en un 86%, según lo estableció un estudio realizado por la Unidad de Análisis Económico de la Secretaría de Economía y Planificación. Así las cosas, la pregunta se cae de la mata. ¿Para qué rayos sirve entonces la Liga Municipal Dominicana?

Contrasentido
La provincia Santo Domingo ha devenido en la más violenta del país, donde más actos delictivos se cometen, como bien señalan las estadísticas que mantiene el día la Procuraduría General de la República. ¿Por qué entonces las autoridades responsables de la aplicación del Plan de Seguridad Democrática que se ejecuta en decenas de barrios del Distrito Nacional y Santiago de los Caballeros no han llegado todavía, con su Barrio Seguro, a donde más lo están necesitando? Esa misma pregunta se le hizo al fiscal Perfecto Acosta durante su comparecencia esta semana al Almuerzo Semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, pero el funcionario fue incapaz de dar una respuesta, aunque sí reconoció que lo necesitan y con urgencia. ¿Discriminación? ¿Falta de recursos? ¿Olvido? Escuchemos lo que tenga que decir, sobre tamaño contrasentido, el doctor Franklyn Almeyda.

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