Qué se dice
Buscando consenso

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>Buscando consenso</p>

Según el vocero de la Presidencia, el periodista Rafael Núñez, la reunión del presidente Leonel Fernández con el ex presidente Hipólito Mejía forma parte de una serie de encuentros que prevé sostener el mandatario con los principales líderes políticos del país a fin de consensuar la reforma constitucional que impulsa su gobierno.

Nadie discute que el Presidente de la República está en total libertad de escoger a sus interlocutores, ni que en el país más presidencialista del mundo esa prerrogativa constituye, en la práctica, otro de los tantos mecanismos de poder a los que el mandatario puede recurrir cuando lo crea conveniente o necesario. Sí es de lamentar, dicho sea con todo respeto, que a la hora de buscar consenso para la cacareada reforma constitucional se prefiera la penumbra de los aposentos a la claridad de los espacios abiertos, como si consensuar fuera un verbo que solo es posible conjugar al amparo de las sombras o de las puertas hacia dentro. ¿Por qué no iniciar la búsqueda de ese consenso por los líderes de las cámaras legislativas, las principales autoridades del PRD o su recién electo candidato presidencial, el liderazgo de mayor empuje y crecimiento dentro del principal partido de oposición? Definitivamente, este fuera un mejor país si sus políticos no se salieran siempre por la tangente.

Solo la verdad

  La DNCD informó ayer de la ocupación, en la provincia de Puerto Plata, de un alijo de 51 kilos y 730 gramos de cocaína que serían enviados a la ciudad de Miami, Estados Unidos, en relación al cual hay detenidas tres personas. La noticia no es nada del otro mundo en un país definido como un dolor de cabeza para las autoridades norteamericanas por la gran cantidad de droga que cruza por nuestro territorio, sino fuera por un detalle: uno de los vehículos en los que se trasegaba parte del cargamento, exactamente 24 kilos, tenía una placa oficial -CO-02817- asignada, según las primeras versiones, a un diputado de la república. ¿Cómo llegó esa placa ahí? Eso deben responderlo nuestras autoridades, explicando con pelos y señales porqué se estaba utilizando una placa oficial para dar cobertura y protección a una operación del narcotráfico internacional. Y, por encima de todas las cosas, evitando la tentación de jugar a las escondidas con la verdad, sobre todo si esa verdad se ve demasiado grande frente a nuestras debilidades institucionales.

Cooperación

  República Dominicana, como país pobre que es, no cuenta con los recursos ni la infraestructura conqué hacer frente a la penetración por aire, mar y tierra del poderoso narcotráfico, lo que quiere decir que si Estados Unidos, el mayor mercado consumidor de drogas del mundo, quiere que este pobre y jodido país deje de ser una de las principales vías para abastecer ese gran mercado tiene que sacudirse a fondo los bolsillos, pues solo con su ayuda podríamos librar, con alguna posibilidad de éxito, un pleito tan desigual. Eso, precisamente, es lo que acaban de hacer las autoridades norteamericanas al dejar, de manera permanente, un avión de la DEA en la base aérea de San Isidro para ser utilizado en la intercepción de los aviones que incurren en el espacio aéreo dominicano sin autorización, como ocurre a cada rato con los que aterrizan como Pedro por su casa en las carreteras y caminos del Este del país.

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