La decisión de posponer, así sea por tan solo 24 horas, la entrega del informe sobre la muerte del fiscal adjunto de Sosúa, Teódulo Ceballos Peñaló, añade nuevas expectativas a la prolongada espera de una opinión pública ansiosa de saber lo que ocurrió la noche en que murió, bajo una lluvia de balas, el funcionario judicial, a manos de la patrulla que tenía la orden de detenerle y que se había hecho acompañar, para esos fines, de dos fiscales enviados por la Procuraduría para traerle a Santo Domingo en calidad de detenido.

Dicen que quien espera lo mucho espera lo poco, pero lo cierto es que no se trata de la única investigación empantanada a la espera de un informe que no llega, pues hace casi tres meses que una comisión especial investiga los maltratos de que eran objeto, a manos de sus custodias, los menores presos en Najayo, y todavía se ignoran sus resultados o no se han dado a conocer públicamente que para el caso es lo mismo. Con razón se dice, desde los tiempos de Balaguer, que el gobierno que quiera que no se sepa nunca qué ocurrió alrededor de ciertos hechos debe encomendar su esclarecimiento -con el correspondiente informe, desde luego- a una comisión especial. Santo remedio.

El cuento de nunca acabar

  Como el cuento de nunca acabar ha vuelto a posponerse el ingreso del país al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (DR-CAFTA), previsto -según el último anuncio oficial- para el primero de enero, esta vez debido a las objeciones de las autoridades de Comercio norteamericanas a varios artículos de la recién aprobada Rectificación Fiscal. En un documento remitido a los periódicos por la Secretaría de Industria y Comercio se explica que los aspectos objetados por Estados Unidos son el relativo a las limitaciones impuestas a las importaciones de vehículos por encima de las cinco toneladas, y el que se refiere a la forma de cobrar el selectivo al consumo a los automóviles. Ese mismo documento señala que ya se informó a las autoridades norteamericanas que se trabaja en la corrección de esos aspectos para enviarlos de regreso al Congreso Nacional, donde se harán las rectificaciones de lugar a la Rectificación Fiscal. Y hasta la próxima posposición, cuando nos enteremos de la existencia de nuevos obstáculos a la entrada al prometido paraíso del libre comercio.

De bancos y celulares

  Los teléfonos celulares, lo ha demostrado sobradamente el terrorismo, no solo son una utilísima herramienta, para algunos imprescindible, para hacerse la vida más fácil en un modo cada vez más complicado, sino que puede reprenetar también un verdadero peligro para la seguridad de ciertas insitcone, por ejemplo los bancos. La Superintendencia de Bancos y la Asociación de Bancos Comerciales de la República Dominicana acaban de emitir una resolución conjunta en la que prohíben el uso de celulares dentro de las instituciones bancarias y financieras, como parte de las medidas destinadas a evitar la ocurrencia de actos criminales. La resolución será colocada en un lugar visible en los bancos, pero desde ya dese por enterado y apague su celular antes de entrar a cualquiera de ellos si no quiere que lo confundan con un potencial asaltante, algo que en este país puede resultar altamente peligroso.