Como era de esperarse tratándose de una reforma fiscal que nadie quiere, las alrededor de 30 organizaciones turísticas, empresariales, sindicales y juntas de vecinos que participaron en la sesión de vistas públicas celebrada en el Senado el pasado jueves expresaron su rechazo a la pieza, unos porque consideran injusto e inflacionario el impuesto de RD$5 a los combustibles, otros porque entienden absurdo que un país que se promueve como un atractivo turístico elimine los incentivos a la industria, y los más coincidieron en que los exhaustos bolsillos de los contribuyentes no resisten la imposición de nuevos impuestos, mucho menos cuando el gobierno se muestra tan manirroto en sus gastos y la nómina pública está sobrepoblada de empleados inútiles e improductivos.

Fue, sin embargo, un desahogo necesario, una saludable práctica que fortalece nuestra vida democrática, a la vez que nos ejercita -tanta falta que nos hace- en la búsqueda del consenso y el diálogo entre los distintos sectores como una forma de hallar soluciones comunes a problemas comunes. Pero de ahí, desgraciadamente, no pasará la gimnasia democrática, pues la “mayoría tiránica” que detenta el PLD en el Congreso Nacional dará todo su respaldo, por mandado de su Comité Político, a la controvertida rectificación fiscal.

Así no

  En cualquier país del mundo donde niños, niñas y adolescentes son obligados a dormir amontonados y sin ninguna facilidad luego de participar en determinada actividad deportiva se origina una investigación y se toman los correctivos de lugar, incluyendo sanciones. Da pena y vergüenza que un país donde hace apenas tres años se montó un evento deportivo panamericano, en el que se invirtieron miles de millones de pesos, menores de edad que practican lucha olímpica y se supone son el futuro de ese deporte hayan sido puestos a dormir en el suelo. Pero además, según revelaron los propios afectados, la instalación carecía de agua y sanitarios suficientes. ¿Y las autoridades de SEDEFIR y el COD? Bien gracias.

Regalo navideño

 No hay porqué dudar que los compatriotas residentes en el exterior van a recibir con beneplácito, como un especial regalo navideño, la decisión del canciller Carlos Morales Troncoso de aplicar una reducción de 30 dólares en los costos de expedición y renovación de pasaportes, que deberá ser aplicada de inmediato y sin excepciones. La precisión es oportuna y absolutamemnte pertinente, pues algunos consulados, como el de Nueva York por ejemplo, han llegado a creerse entes autónomos, dándose el lujo incluso de resistirse a acatar rebajas anteriores dispuestas por Cancillería. Sea pues bienvenida la feliz iniciativa de Morales Troncoso, quien advierte a los cónsules y representantes diplomáticos que no acogerse a las nuevas disposiciones implica la suspensión inmediata en sus cargos, mas que nada porque constituye una sensible reducción en una tarifa consular que debe figurar entre las más caras del mundo, un verdadero contrasentido en un país pobre con millones de inmigrantes dispersos por todo el mundo.