Qué se dice
Dignamente irreductible

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>Dignamente irreductible</p>

La presencia de alguien como ella siempre será conveniente en los organismos públicos. Aura Celeste Fernández  es una mujer que se muestra comprometida con  ciertas reglas de conducta en el desempeño del cargo de juez miembro de la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral. Excepcionalmente preocupada porque las cosas se hagan bien.

Eso no  quiere decir que los otros integrantes del  tribunal no sean personas de criterio y responsabilidad. Lo excepcional es que ella no calla; hurga y pone el dedo sobre cualquier llaga. De esa manera rinde un gran servicio al país y al propio tribunal de elecciones. Todos quisiéramos que Aura Celeste siga siendo la guardiana de la pulcritud. Se dice que la selección de los miembros de la JCE, aunque mereciera encomios y dejara satisfecha a la ciudadanía, se hizo pretendiendo un equilibrio de representaciones de los partidos políticos y de sectores de la sociedad civil. A la doctora Fernández se le podría señalar como la voz de los intransigentes en cuestiones de principio, sin tener que ver con ningún sector organizado de la política o de otros intereses. Hay quienes temen que a la larga  esto provoque enfrentamientos o que de manera sutil pero creciente, Aura Celeste comience a encontrar escollos en su camino con el propósito de desalentarla y llevarla a  renunciar. Eso sería un terrible golpe para el país. Ya ella trazó una ruta y sus posiciones son de mucha aceptación. Puede estar segura de que nunca le faltará el respaldo de la ciudadanía: ¡Adelante, Aura!

Ojos sobre Puerto Plata
Las cosas están pasando de castaño a oscuro en la llamada Novia del Atlántico. Horrendos asesinatos que delatan el accionar del narcotráfico han estremecido a la sociedad de Puerto Plata. Hace poco fueron ejecutados brutalmente dos jóvenes previamente secuestrados. No habían pasado 48 horas cuando cayó acribillado también otro joven señalado por autoridades y por la comunidad como cabecilla de un grupo de distribución de estupefacientes. Tras este último hecho,  se levantaron voces entre los deudos que reclamaban venganza, dando visos de que  se podría  caer en el inicio de una guerra regional a puro plomo, de esas que por lo regular tiñen de sangre joven los pavimentos, a partir de las rivalidades, deudas y cobros, del infame tráfico de drogas. Todo esto en una jurisdicción que no hará mucho fue estremecida por la muerte sin precedentes de un fiscal adjunto a manos de otras autoridades del propio Estado Dominicano. Puerto Plata aparece en la historia de la industria turística dominicana como el primer gran polo en establecerse, pero contra la primacía que eso supuso ha estado formándose una atmósfera negativa de criminalidad que con frecuencia involucra a extranjeros, generalmente como víctimas de la delincuencia común al margen, incluso, del negocio de los narcóticos. Parecería necesario que el gobierno, las autoridades municipales y los sanos e importantes sectores de inversión de la costa atlántica se sienten a analizar cuidadosamente toda esta situación. Será necesario duplicar esfuerzos y recursos  para  combatir el crimen con efectividad en esa zona para que la sociedad se siente más segura.

Pasión partidaria
Muchos dominicanos se sienten saturados por el apresuramiento saturante  de los políticos. Se codicia de tal modo el poder en este país, que el activismo de los aspirantes  y sus seguidores llega a lo dispendioso. Se vio en la reciente campaña para cargos en el congreso y en los municipios. La mayoría de los candidatos gastó en promoverse  más de lo que formalmente pasaron a cobrar en los cargos que alcanzaron. ¿No es eso sospechoso? No bien se salió de la más costosa contienda de medio tiempo que haya visto el país, intensos protagonismos políticos nos cubren por las aspiraciones a las candidaturas presidenciales en varias  organizaciones. Está dicho y requetedicho: la política le está costando demasiado a esta sociedad, a más de que la mayoría de los dirigentes suelen comportarse a partir de una visión de las cosas que retarda las soluciones a los problemas en vez de facilitarlas. Se trata de un mal general, pues ya no hay diferencia ideológica ni de metodología entre unos y otros. Los tres principales sectores partidarios han estado en el poder en los últimos veinte años y sus procederes y resultados no han servido para que este país avance hacia la satisfacción de sus más sentidas necesidades. Todo lo contrario: el ejercicio del poder en sentido general lo que ha hecho es abrir más  oportunidades  y dar más motivos para que los entes poderosos de la comunidad internacional y sus organismos estén siempre metidos hasta la coronilla en cada área de toma de decisiones de este país.

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