Qué se dice
Dulce y decoroso es…. cobrar

<p>Qué se dice<br/><strong>Dulce y decoroso es…. cobrar</strong></p>

Para algunos dominicanos de excepción, como esos señores que acaban de finalizar su trabajo de jueces de la Junta Central Electoral, este país es una delicia por el que vale la pena “sacrificarse”. Aunque no todos estuvieron de campana a campana y por larga vida sirviéndole al Estado, conquistaron el derecho a recibir pensiones que fluctuarán o sobrepasarán los cien mil pesos mensuales con otros beneficios colaterales.

Se suele ser juez electoral por un solo período, en una  República en la que el individuo del montón llega a la vejez y a la edad de retiro con arrugas, cansancio, achaques y miseria. Algunos cínicos dirán: al que Dios se lo dé, San Pedro se lo bendiga. Pero tiene que doler el hecho de que, de una u otra forma, las bondades, y hasta el simple trato justo para el ser humano, sigan siendo un asunto de pocos, algo que como sociedad debe hacernos sentir avergonzados. El sistema de seguridad y protección social para todos, incluso  para los ancianos, existe desde hace como un siglo en muchas latitudes. Aquí tendremos que seguir esperando que el “Nueva York Chiquito” se ponga grande y nadie sabe cuánto tiempo van a tardar las conquistas sociales ni cuantos “metros” tendrán que ser puestos en movimiento por el subsuelo, antes de que desaparezcan de la superficie las agudas y criminales desigualdades.

¿Premios de consolación?
En el proceso de elección de los nuevos miembros de la Junta Central Electoral ocurrió lo inevitable de que fueran muchos los llamados (más de 200 aspirantes) y pocos los escogidos: apenas 9. La mies era poca; los obreros, muchos. Ahora, algunos excluidos están mostrando su desconsuelo con renuncias a sus posiciones dirigenciales en los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Socialcristiano. Son los casos de Rafael Díaz Filpo, de Licelot Marte de Barrios y de dos familiares de la ex jueza Rafaelina Peralta. Trascendió sin embargo  que ha comenzado un intercambio de señales entre cierta oficina del Senado y otra del Palacio Nacional que se estarían poniendo en el asunto de  parir un desagravio. Nombres de quienes sonaron para jueces de la Junta están siendo mencionados ahora para el terremoto que se proyecta en la Cámara de Cuentas. Se sabía que tan pronto la Cámara Alta cerrara el expediente del tribunal comicial abriría el del organismo que desde hace algún tiempo está apoltronado en el remozado edificio El Huacalito, aunque los señores allí situados se  resistirían a ser pensionados. No es común que la gente quiera soltar las buenas ubres aunque las jubilaciones sean prometedoras.

Don Sigilo anda suelto
El gobierno se ha vuelto sigiloso en algunos aspectos y ha desarrollado, entre bastidores, ciertas gestiones de utilidad para causas importantes. Recientemente los empresarios actuaron como bloque para rechazar el proyecto de reforma fiscal. En respuesta, el oficialismo recurrió entonces al contacto  individual con altas figuras del mundo económico en procura de aquiescencias discretas pero de altos calibres. De su lado los jerarcas de la generación eléctrica desairaron, virtualmente, al gobierno que los había invitado  a una renegociación de contratos. La reacción del Poder  Ejecutivo consistió en aplicar la consigna de “divide y vencerás”, dedicándose a concertar tratos con dos conspicuas entidades privadas de la electricidad que están ya en vías de asumir la instalación de  grandes generadores extras de carbón con una inversión considerable de dólares con la que sus competidores locales no contaban. Mientras también, por otra parte, el Leonelismo pretendía ser un poco reservado en sus maniobras reeleccionistas. Lo único es que los afanes por permanecer arriba tienen que salir  a flotes en algún momento  aunque los que gobiernen  afirmen, como quien no quiere la cosa, que la política es “amarga” y “pesarosa”. La prensa no fue formalmente invitada a la concurrida actividad de antier en el hotel Dominican Concorde pero al final sus organizadores propiciaron que la mayúscula reunión de asalariados  públicos en horas laborables fuera divulgada a los cuatro vientos.

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