Qué se dice
¿Gallo expiatorio?

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>¿Gallo expiatorio?</p>

Luis -El Gallo- Acosta no inventó el clientelismo en la política dominicana, aunque sus originales ocurrencias lo hayan llevado a nuevas e insospechadas dimensiones, por lo que no sería justo convertirlo en el chivo expiatorio que pague las culpas del ostensible envilecimiento de la política dominicana, que si en estos tiempos exhibe sin rubor y mal disimulado cinismo sus desvergüenzas no ha sido porque El Gallo haya repartido gatos en los barrios para contrarrestar la eterna plaga de ratones o porque, ahora que en el Palacio Nacional soplan vientos reeleccionistas, se haya sumado al coro clientelista del gobierno ofreciéndole lavado y arreglo de moños a las mujeres de los barrios como regalo de Nochebuena.

El verdadero pecado de Acosta Moreta, en su calidad de director general de la Oficina para el Desarrollo de la Comunidad, no es otro que invertir en rinse y champú recursos que bien podrían utilizarse en un programa de letrinización, sanear una fétida cañada o cualquier otra inversión que haga más llevadera la dura existencia de los más pobres, que dicho sea de paso no solo de pan y ocasionales limosnas viven.

Empantanados

Decía ayer El Nacional, en una información atribuida a “fuentes” de la Procuraduría General de la República, que varios oficiales de la Policía Nacional han sido suspendidos en sus funciones como parte de las empantanadas investigaciones en torno a la muerte del fiscal de Sosúa, Teódulo Ceballos Peñaló. Entre esos oficiales figura, según la nota del vespertino, el que habría servido de contacto para denunciar al funcionario ante sus superiores, que coincidencialmente formaba parte también de la patrulla que debió detenerle y apresarle y en cambio lo mató a balazos. La suspensión de esos oficiales en modo alguno supone que se les considere sospechosos o que se les impute alguna responsabilidad en los hechos que se investigan, pues se trata de un procedimiento de rutina que busca tan solo facilitar las pesquisas de las autoridades, una rutina que -curiosamente- no ha seguido la Procuraduría en el caso de los fiscales adjuntos que acompañaban a la patrulla que dio muerte a su compañero delante de sus propios ojos.

Tregua navideña

Es evidente que, contrario a la opinión generalizada, en el gobierno no consideran una actividad proselitista -y por tanto política- el caravaneo que inicia desde hoy el presidente Leonel Fernández por la región Sur del país repartiendo canastas y otros regalos, por lo que sus organizadores y promotores no se han tomado la molestia de darse por aludidos ante el pedido de tregua que, a propósito de las fiestas navideñas, acaba de formular el cardenal Nicolás de Jesús López  Rodríguez. El año pasado, para estas mismas fechas, el prelado hizo la misma exhortación a nuestros agitados políticos, exhortación que finalmente acogió el presidente Fernández, al igual que los funcionarios del gobierno que lo acompañaban en la criticada repartidera de canastas que en esos momentos realizaban por el interior del país. En esta oportunidad, sin embargo, las cosas podrían ser distintas estando de por medio la reelección, y más que nada la voluntad y decisión de un Presidente al que ciertos tejemanejes a su alrededor han puesto definitivamente bronco.

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