Qué se dice
La indignidad de las «botellas»

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>La indignidad de las «botellas»</p>

  Los políticos tradicionales que para pesar de la nación han dominado el escenario dominicano, han llevado siempre a flor de labios alguna justificación para que el Estado siga siendo el botín que se traduce en cheques y empleos innecesarios. Lo fundamental, según su lógica improductiva, es que muchos ciudadanos reciban mensualidades, pues lo catastrófico sería (según ellos) lanzar repentinamente a la calle y al desempleo a un sector de la sociedad. Pero sucede que el cáncer representado por el exceso de gastos suele ser algo más que un peso muerto para el resto de la sociedad, pues desestimula el crecimiento positivo de la economía influyendo para que haya menos puestos de trabajo de verdadera utilidad.

Un Estado agigantado por el populismo y el clientelismo –expresión de irresponsabilidad en el uso de los recursos públicos- suele comportarse con voracidad impositiva y a más gravámenes sobre el sector privado, menos posibilidades de expandir las actividades productivas y de comercio. Se reducen las inversiones que demandan mano de obra. Las ineficiencias de la llamada «Cosa Pública» son pagadas por las empresas y los contribuyentes individualmente, no solo por medio de impuestos sino también porque la ciudadanía tienen que incurrir en gastos para suplir las fallas del Estado en renglones como energía, educación y salud, entre otras barbaridades.

Algo más que teoría
  Falló a las claras la intención de desviar la atención a través del foro a la excelencia educativa, en cuyo seno algunas voces quisieron, con sutilezas o no, promover la idea de que el aumento de la inversión pública en las infraestructuras de la eseñanza no sería lo primordial; y sucede que a lo largo de los debates hubo quienes insistieron con justicia en proclamar que este país no podría mover un solo paso hacia mejores programas de labor docente, ni hacia la integración de mayores recursos profesionales a las aulas si el Estado no fluye en grande, materialmente, hacia las Secretarías que tienen que ver con la Educación. No puede lograrse una mejor gestión al administrar recursos si  no imperan la calidad profesional y la suficiencia de medios e instrumentos, metas que solo pueden alcanzarse con poder económico. Los grandes saltos de progreso de Taiwan y Corea, cuya mayor riqueza es la gente misma que es bien preparada para vivir productivamente no fueron alcanzados a base solamente de buenas intenciones, seminarios y foros patrocinados por los gobiernos del sudeste asiático. La educación fue y sigue siendo uno de los sectores más prioritarios de la inversión pública en esas latitudes. Los coreanos decían incluso: «nos quitaremos el pan de la boca, si es necesario, para educar a nuestros hijos». A esa actitud, respaldada por hechos, se debe el célebre milagro económico de los llamados «Tigres (países) de Asia».

De nuevo la reelección
  Costaría trabajo convencer a la gente de que funcionarios de alto nivel del Estado pueden realizar costosos viajes de propósitos políticos al exterior, y que las cuentas no terminen sufragadas por algún mecanismo del Estado. Nadie se imaginaría siquiera que uno solo de los funcionarios que incurra en esta práctica, que supone la ocupación de asientos de primera clase y alojamiento en buenos hoteles va a regresar con facturas y vouchers que deslinden convincentemente lo personal de lo oficial, a mas de que dedican a asuntos partidarios un tiempo que corresponde a obligaciones de carácter oficial. En República Dominicana no se ha inventado todavía la fórmula que permita ser jerarca gubernamental y no ocasionarle costos al Fisco a causa de actividades ajenas a las investiduras, como son necesariamente las cuestiones partidarias. Pero en verdad no hay derecho a utilizar posiciones oficiales para hacer politica. Eso es, sencillamente, ilegal y supone una indelicadeza que se vuelve frecuente cuando la reelección se torna en objetivo prioritario de las maquinarias políticas. El país vivió ese flagelo con Hipólito Mejía y el PPH y la historia está en camino de repetirse. Ha ocurrido, por siglos, con cada plan reeleccionista.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas