Qué se dice
Larga espera

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>Larga espera</p>

  No hay dudas de que los concursos nacionales de Matemáticas, Lectura y Ortografía, entre otros, que por todo lo alto -incluída las transmisión «costa a costa» por la televisora oficial- organizan la Secretaría de Educación, el Despacho de la Primera Dama y CONANI con los auspicios del Banco de Reservas, constituyen un excelente estímulo para los estudiantes de todo el país, sobre todo cuando su esfuerzo y consagración a los libros se ven compensados con los premios destinados a los ganadores.

Pero ese estímulo, tan importante cuando se tiene toda una vida por delante y los ojos siempre puestos en el futuro, puede convertirse en fuente de frustración y desengaño. Es el caso de la ganadora de la categoría «C» del Concurso Nacional de Ortografía celebrado en septiembre pasado, la joven de 14 años Lourdes Sharina Francisco Pérez, quien todavía no ha recibido el premio obtenido en ese certamen, una computadora portátil y una cuenta en Banreservas por un monto de once mil pesos, a pesar de que hace casi seis meses que se anunció, con bombos y platillos, en un acto celebrado en el Teatro Nacional que encabezó la Primera Dama doña Margarita Cedeño de Fernández.

SOS en Las Terrenas
Empresarios y comerciantes de Las Terrenas, en Samaná, se quejan de que el Plan de Seguridad Democrática solo se está aplicando en lo que se refiere a las restricciones al horario de operación de los centros de diversión y el expendio de bebidas alcohólicas, lo que ha tenido, dicho sea a propósito, un impacto muy negativo en la rentabilidad de sus negocios, pero que en materia de vigilancia se les ha dejado a expensas de la delincuencia. Por eso recuerdan al presidente Fernández el anuncio, hecho en diciembre pasado, de que incluirá a Las Terrenas, Boca Chica y la Ciudad Colonial en el programa de seguridad ciudadana que tan buenos resultados ha tenido, a través de Barrio Seguro, en la Capital y Santiago, pero esa promesa sigue en el aire. Turismo y delincuencia son absolutamente incompatibles, pero tal parece que las autoridades han terminado olvidándolo o simplemente no pueden hacer mas de lo que hacen para evitar que esa letal combinación liquide la gallina de los huevos de oro que para el país representa la llamada industria sin chimeneas.

Desarmados
Es probable que no exista una sola autoridad del Gobierno que no esté consciente de la gravedad del problema del tráfico y consumo de drogas en el país, y de que constituye el principal catalizador de la violencia que nos ha robado el sosiego. Puerto Plata, Santiago y Santo Domingo son tan solo los casos más dramáticos, pero lo cierto es que prácticamente no hay un rincón de la geografía nacional donde el flagelo no haya plantado su maligna semilla. Es evidente, así las cosas, que la sociedad dominicana ha sido desbordada por el problema, que en materia represiva nos hemos quedado rezagados y que a la hora de hablar de prevención los esfuerzos son muy tímidos o virtualmente inexistentes. Para colmo, a las instituciones que trabajan directamente con las víctimas del consumo tampoco se les presta la debida atención como es el caso de Hogares Crea, a la que se le redujo drásticamente el presupuesto. ¿Cómo vencer a un enemigo tan poderoso con las manos prácticamente vacías? He ahí la pregunta que debemos responder antes de que sea definitivamente tarde.

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