Qué se dice
¿Qué tan lejos llegarán?

<p><strong>Qué se dice<br/></strong>¿Qué tan lejos llegarán?</p>

Hay que suponer que después de todo lo que ha pasado en el gobierno y en el PLD tras la renuncia del licenciado Danilo Medina a ningún vocero palaciego se le ocurrirá decir que, también en esta oportunidad, han sido espontáneas las manifestaciones reeleccionistas en los actos que encabezó el presidente Fernández durante su visita a San Juan de la Maguana, donde el mandatario entregó obras por un valor superior a los 400 millones de pesos.

Y aunque al presidente Fernández se le ve ajeno y distante de los afanes proselitistas de gente muy cercana a su afecto y confianza, será difícil que pueda sustraerse al creciente empuje de un esfuerzo reelecionista que lo está contaminando todo a su alrededor, incluídos los buenos propósitos, pues ya se está diciendo que la decisión de empezar su programa de inauguraciones -fanfarria reeleccionista incluída- en la tierra natal de Danilo Medina no ha sido inocente sino producto del cálculo, una especie de desafío o provocación que no necesita destinatario.

Nubarrones

  A pesar de las peligrosas turbulencias que ha provocado en la JCE la denuncia de corrupción del doctor Antonio Lockward Artiles, secretario del tribunal de comicios, esa no es la única fuente de malestar en el organismo, como quedó evidenciado el pasado miércoles con la sorpresiva implementación de nuevas medidas de seguridad para acceder a sus instalaciones, que generaron largas colas de funcionarios y empleados que no pudieron ocultar su desagrado por una decisión que muchos entienden humillante e innecesaria. Pero si bien empleados y funcionarios se han sentido maltratados por la forma en que se han puesto en vigencia las nuevas normas de seguridad, que se atribuyen al doctor Roberto Rosario, presidente de la Cámara Administrativa, ese no es realidad el meollo del problema sino la libertad y el sentido de independencia con que Rosario está tomando decisiones que por su trascendencia e implicaciones se entiende debió consultar, por lo menos, con el presidente del tribunal, el doctor Julio César Castaños Guzmán, a quien no le han caído nada bien esas y otras libertades que se habría tomado su colega. Cualquier campesino dominicano, no importa de qué región del país sea, explicaría la situación con una sola frase: dos gallos no caben en un mismo gallinero.

Malas noticias

  Va a caer muy mal a los santiagueros el anuncio del secretario de Obras Públicas, ingeniero Freddy Pérez, de que revisará el presupuesto del Parque Central de Santiago, que se estima requerirá una inversión superior a los RD$1,500 millones, pues la nagnitud de la obra y su alto costo son incompatibles con las limitaciones presupuestarias que encarará la cartera el próximo 2007. Abordado por los periodistas, el funcionario dejó en claro que las prioridades estarán orientadas a la terminación de una serie de obras que encontró en construcción, empeñado -dice- en hacer realidad el cacareado principio de la continuidad del Estado. De todas maneras en enero arrancará la construcción del parque, según el secretario de Obras Públicas, pero dadas las limitaciones no sería aconsejable que los orgullosos santiagueros, que llevan años acariciando la idea de tener su propio Central Park, se hicieran muchas ilusiones.

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