Qué se dice
Shell atrapada

<p><strong>Qué se dice</strong><br/>Shell atrapada</p>

Los cambios de dueños de empresas grandes suelen ser vistos como mal signo en economías muy dependientes como es el caso de la dominicana, que para poder crecer deben apoyarse bastante en la permanencia de un clima favorable a la inversión ciento por ciento. Sin embargo, lo que muchas veces ocurre es que unos inversionistas se van y otros llegan, como ha sucedido con la mayor telefónica del país, que era Verizon (nombre de la firma canadiense que la poseía) y que ahora será América Móvil, del magnate mexicano más rico de Latinoamérica, Carlos Slim.

Verizon tenía sus motivos para irse, lo que por cierto le dio bastante trabajo y le supuso un pago extra al fisco dominicano con el que no contaba. En cambio, el más ascendente grupo empresarial internacionalizado de México vio con buenos ojos a República Dominicana para expandirse. A decir verdad, lo que más negativo podría resultar para la imagen de un país es que una poderosa multinacional ponga en agenda el desgaritarse y que con el paso del tiempo no aparezca a quién dejarle su espacio. Es el caso de la Shell Company, el gigante de los hidrocarburos que meses atrás puso en ventas sus importantes participaciones accionarias en el mercado local, en el que controla la única refinería de petróleo y posee la mayor tajada en la distribución de combustibles de origen fósil que importa como productos terminados. Con el inicio de Petrocaribe, algunas ventajas del negocio desaparecieron por exigencias del gobierno izquierdista de Venezuela y ahora no aparece una firma del capitalismo tradicional que se iguale a la Shell y esté dispuesta a acogerse a las condiciones que el chavismo impone como condición para seguir suministrando petróleo a República Dominicana.

El Metro o que entre el mar
Ningún proyecto de inversión estatal –a excepción del controversial Metro- está exento de tropiezos y paralizaciones lesivas a la colectividad. Los únicos recursos que no fallan en aparecer aunque haya que sacarlos de los renglones de la Educación y la Salud, como ocurrió hace poco, son los que Diandino Peña requiere para seguir adelante con su desproporcionada construcción del sistema de trenes que finalmente tendrá un impacto limitado en una ciudad de crecimiento exagerado y con densos suburbios de miseria en los cuatro puntos cardinales cuyos pobladores en nada se beneficiarán de esta modernidad que tanto traga en perjuicio de cosas más importantes. Las vacas flacas que pastan por donde no hay Metro han vuelto a la autopista en construcción San Cristóbal-Baní. Esta obra vial que representaría un salto cuantitativo y cualitativo para el transporte de toda una región del país, volvió a una paralización total por falta de pago de cubicaciones y ha sufrido tres desde que el propio presidente Leonel Fernández la declaró prioritaria, proclamando con solemnidad que nada ni nadie la detendría. En el país están emergiendo señales de que la institucionalidad se pone quebradiza. Prometer y luego fallarle a la ciudadanía es una forma de decirle a la opinión pública que los objetivos del Estado Dominicano, aun pareciendo importantes, pueden ser revocados en cualquier momento, incluso aunque estén consagrados por leyes, como son esas letras muertas que fijan porcentajes presupuestales a sectores como los ayuntamientos, la justicia, el ministerio público, la Educación, la UASD…..

¿Quién podrá defendernos?
El uso de una grasa hidrogenada o «trans fat», antes predilecta para grandes servicios de comida rápida y para otros productos de consumo masivo destinados a la niñez y a la «picadera» de los adultos, ha entrado en trance de muerte en Estados Unidos, mientras aquí no se dice ni pío sobre ese fenómeno. Ha cundido el pánico porque se ha comprobado que ese aceite, que es un invento químico para facilitar la preparación a nivel industrial de la llamada comida chatarra, eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares ya que virtualmente tapa las arterias. Cadenas estadounidenses han comenzado a desterrar el «trans fat». En cambio, en República Dominicana no se ha producido ninguna alarma ante el resonado descubrimiento de lo perjudicial que puede resultar esa materia prima, que además de utilizarse para platos precocidos, es clave en la elaboración de una diversidad de comestibles que llegan al mercado en funditas para meriendas de escolares o de los entremeses para reuniones de amigos en hogares. También puede estar incluída en la composición de margarinas y en algunas variedades de bizcochos, galletas y helados. ¡Qué cantidad de grasas perjudiciales están consumiendo los dominicanos en estos momentos? Eso sólo se sabrá cuando las autoridades salgan a averiguarlo para luego reglamentar el uso, pasos a los que no estamos acostumbrados.

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