¿Que “Leonel odia a este país”? ¡Oh, Dios!

¿Que “Leonel odia a este país”? ¡Oh, Dios!

Debo correr el riesgo de que me endilguen algún epíteto como “mercenario”, como ha pasado cuando se osa cuestionar el razonamiento de varios de los inveterados críticos antagonistas del ex presidente Leonel Fernández; pero admitir –como hizo uno ayer- que “siempre ha creído que, en el fondo, Leonel odia a este país” es una “huevita” imposible de dejar pasar…

Atribuirle a un hombre que ha sido elegido mediante votaciones democráticas y abrumadoramente favorables cada una de las tres veces que ha sido candidato a la Presidencia, que “odia” a su propio país es una acusación tan emocional e irracional que quizás ni siquiera merezca comentarse.

 Pero en boca –en pluma mejor, porque fue escrito- de un fino intelectual de quien he dicho con sinceridad que creo es de los mejores articulistas dominicanos, este juicio mueve a tremenda preocupación. Porque si el sistema democrático dominicano padece la merma de los periodistas llamados a ejercer la difícil tarea de dar voz a la conciencia crítica, ello representa un peligro público mayor que todas las acusaciones que puedan hacerle al presidente del partido de gobierno.

Así también escuché ayer por la radio cómo una ganga de comunicadores despotricaba contra Fernández porque éste había dicho que está estudiando biología molecular en un curso en línea al cual puede acceder a través de su teléfono, como si ello fuera motivo de escarnio o si un uso más inteligente fuera ponerse a “tuitear” o navegar por alguna red social.

 Quienes erróneamente creen que Leonel Fernández es culpable de tantos males quisieran hacernos creer que el ex presidente opera en un vacío o que el pueblo dominicano, un dechado de virtudes cívicas, ha sido corrompido por una suerte “Darth Vader” político. Y no es así.

 Al país le hace mil veces más daño carecer de una oposición cohesionada y activa, con líderes capaces de arrebatarle a Leonel y al Presidente Medina su liderazgo político, o cuando menos servir de valladar cuando intenten –como cualquier político- salirse de madre.

Igualmente, será difícil que los excelentes periodistas que cumplen su rol social de criticar al poder logren convencer a cualquiera que ya no lo esté sobre sus perspectivas, si lo más contundente que pueden invocar o conjurar es la sensiblería de confesar emotivamente que “siempre he creído que, en el fondo, Leonel odia a este país”…

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