¿Cocinar o no cocinar? He ahí el dilema. El terapista nutricional Kerry Torren explica en BBC GoodFood por qué algunos vegetales son mejores crudos, y por qué otros se benefician con un poco de calor.
Comer frutas y verduras crudas es a veces la opción más saludable. Después de todo, algunas vitaminas son sensibles al calor. Cocinar los tomates por apenas dos minutos disminuye su contenido de vitamina C en un 10%.
Pero a pesar de que la cocción puede causar la pérdida de algunos nutrientes valiosos, hay algunos vegetales que ofrecen mayores beneficios para la salud cuando están cocidos.
Mejor cocínalos
En este grupo están las zanahorias, los espárragos e incluso los tomates.
Su cocción hace que nuestros cuerpos se beneficien más fácilmente de algunos de sus antioxidantes protectores, como el ácido ferúlico en el caso de los espárragos y el betacaroteno -que convertimos en vitamina A-, de las zanahorias.
Y a pesar de que pierden parte de su vitamina C, cocinar tomates asados o en una salsa cocida ayuda a descomponer las paredes celulares de las plantas, lo que nos permite absorber mejor el licopeno antioxidante.
Todos estos nutrientes ayudan a proteger nuestras células del daño ambiental y pueden protegernos de ciertos tipos de cáncer, además de ser amigables al corazón.
Déjalos crudos
Hay otras verduras de las que obtenemos más beneficios si las comemos crudas. Estas incluyen el brócoli y el berro (ambos, miembros de la familia de las crucíferas).
Cuando estas verduras se calientan, se daña una enzima importante, lo que significa que la potencia de los compuestos llamados glucosinolatos, útiles contra el cáncer, se reducen.
Otro de los que no debiéramos cocer es el ajo. El calor reduce la cantidad de alicina, promotor de la salud. Así que es mejor añadir el ajo justo antes de terminar de cocinar en lugar de al principio.
Para aquellos que cuidan su peso, comer algo de fruta y verdura cruda puede ayudar a sentirse saciado, porque tienden a ser más voluminosos y tienen un mayor contenido de agua.
Aprovechar al máximo
Si bien algunos nutrientes son sensibles al calor, hay otros, como las vitaminas liposolubles (A, D, E y K) que no se ven afectados. Aquí algunos consejos para optimizar su consumo de frutas y verduras.
Comprar productos locales, debido a que algunas vitaminas se pierden durante el transporte y almacenamiento.
Guardar los vegetales como los tomates a temperatura ambiente en lugar de en el refrigerador. Esto optimiza el proceso de maduración y aumenta los niveles del valioso licopeno.
Preparar su fruta o verdura justo antes de que los necesite.
Evitar la pérdida de vitaminas solubles en agua, como la B y la C, eligiendo métodos de cocción que utilizan la mínima cantidad de agua, o de hecho nada de ella, como el tostado. Cuando hierva o cocine al vapor, guarde el caldo de la cocción para hacer salsas o sopas.
Aumentar su absorción de vitaminas solubles en grasa comiendo verduras con un poco de aceite. Disfrute de una ensalada de espinacas con aderezo de vinagreta, o tomate asado con un chorrito de aceite de oliva. También puede saltear una primavera de verduras.
En ciertas épocas del año, vale la pena considerar los productos congelados. Esto porque las frutas y verduras se congelan rápidamente después de su cosecha, lo que significa que conservan más nutrientes que algunos productos supuestamente «frescos».
Por último, ni lo uno ni lo otro, sino ambos. Disfrute de verduras crudas crujientes para completar su dosis de Vitamina C y cocine otros vegetales para fomentar los antioxidantes protectores.