Así lo considera el psicólogo José Manuel Calvo, autor del libro “Mindfulness: el arte de controlar tu mente”, quien asegura: “La vertiginosa rutina nos va envolviendo hasta que nos vemos sumidos en un estado casi hipnótico que nos lleva a actuar como autómatas, abstraídos. Nuestra consciencia paulatinamente se va sumergiendo en un estado somnoliento, que se asemeja a una especie de secuestro velado”.
“El tráfico, la televisión, los mensajes publicitarios, la hiperconectividad… Nadie puede escapar a todo este ruido externo, a este alboroto constante y a la interferencia que produce en la comunicación con los demás y nosotros mismos”, apunta.
El especialista considera que nuestra mente “también está secuestrada y desconectada de nuestra esencia por las prisas, nuestros pensamientos y distracciones, el estrés, los problemas del día a día y un largo etcétera”.
“Lo único -añade- que puede ayudarnos a liberarnos de este estado es la atención, ya que lo que capta nuestra atención es lo que controla nuestra vida”.
Según este psicólogo, podemos entrenar nuestra mente para vivir la vida de forma más atenta y consciente y liberarnos de los agentes secuestradores con el “mindfulness”, una habilidad por medio de la cual observamos la experiencia que acontece en el momento presente, con una actitud serena y neutral.
“Al igual que ocurre cuando queremos poner en forma nuestro cuerpo, este entrenamiento de la atención y de la mente requiere una actitud adecuada, esfuerzo y constancia en la práctica, para poder activar y consolidar los circuitos cerebrales asociados al bienestar”, señala Calvo.
“Aun así, en determinadas situaciones de nuestra vida cotidiana que secuestran nuestra atención, podemos poner en juego algunas estrategias para responder conscientemente y de una forma más saludable, que la que supondría nuestra tendencia a reaccionar automáticamente”, argumenta
¿Qué amenaza nuestra mente?
El ruido externo
Imagine que va caminando por la ciudad en verano inmerso en el ruido del tráfico y las obras en construcción.
Consejo “mindfulness”: Conéctese con su respiración “Si la situación no nos permite distanciarnos físicamente del ruido, que eleva los niveles de estrés y sentimientos de ira, podemos hacerlo mentalmente para compensar sus efectos nocivos”, según Calvo.
“Podemos realizar unas respiraciones profundas, llevando toda nuestra atención a las sensaciones que se producen en nuestro cuerpo al respirar, observando por ejemplo cómo se mueve nuestro abdomen de forma acompasada con el ritmo respiratorio”, señala.
Las prisas
Imagine que todo el día va corriendo de un lado a otro y no tiene tiempo para nada.
Consejo “mindfulness”: Regálese tiempo. “Hacer de la prisa un estilo de vida nos convierte en autómatas con la misión de ir eliminando tareas pendientes de una lista, sin prestar demasiada atención a lo que ocurre mientras las realizamos”, explica el psicólogo.
“Para comenzar a reeducarnos necesitamos darnos permiso para invertir un espacio de tiempo diario para estar plenamente presentes en cualquier actividad gratificante para nosotros: un paseo, una conversación con un amigo, tiempo con la pareja o los hijos, deporte, meditación…”, sugiere el experto.
La hiperconectividad
Imagine que necesita pulsar la pantalla del móvil a cada instante para escribir mensajes y moverse por las redes sociales.
Consejo “mindfulness”: Redefina la situación. “El primer paso para evitar una tendencia compulsiva de comportamiento es `dar un paso atrás´ y redefinir conscientemente lo que está ocurriendo”, de acuerdo a Calvo.
“Podemos preguntarnos ¿Para qué voy a hacerlo? ¿Cómo me siento antes, durante y después de realizarlo? Y, una vez reconocida la no utilidad de esta actitud, podremos desviar la atención intencionadamente hacia conductas más saludables”, asevera.
Los pensamientos y las distracciones
Imagine que le da vueltas a un asunto que le martillea la cabeza pero sin encontrar una solución.
Consejo “mindfulness”: Observe su pensamiento. “Es normal reflexionar sobre las preocupaciones cotidianas, pero a veces entramos en un círculo vicioso de ideas negativas y angustia que no nos dirigen a ninguna solución”, según Calvo.
En estas ocasiones, este psicólogo recomienda no resistirnos a estos pensamientos, aceptar que están ahí y observarlos como un testigo imparcial, a lo cual puede ayudarnos escribir o dibujar la situación.
“Desde esa posición de mayor entendimiento podremos enfocarnos más fácilmente en la solución y no en el malestar que nos provoca el problema”, enfatiza.
El estrés
Imagine que tiene la sensación de que no puede con todo y de que está constantemente irascible.
Consejo “mindfulness”: Responda en vez de reaccionar. “El estrés es un mecanismo reactivo que se produce ante una situación de amenaza para nuestro bienestar, y la mejor opción es identificar cuál es la causa que lo está generando y actuar sobre ella”, señala Calvo a Efe.
“Si no podemos o no queremos actuar sobre la causa, lo recomendable es practicar actividades saludables que nos ayuden a apaciguar el malestar emocional que se produce en el proceso, como la actividad física o la meditación, y así evitar conductas automáticas e inapropiadas, que persigan una satisfacción inmediata a toda costa”, sugiere este psicólogo.
Los problemas cotidianos
Imagine que su vida se ha convertido en una lucha constante en la que no dejan de surgir problemas.
Consejo “mindfulness”: Elija su actitud. Según Calvo, todos tenemos un ‘guerrero interior’ que, pese a la adversidad, decide no dejarse arrastrar por las circunstancias y opta por mantenerse erguido y elegir conscientemente la manera de relacionarse con ellas.
“La mejor manera de apelar a este guerrero es no olvidarnos de su existencia, lo cual no es fácil, pero cuando estemos inmersos en nuestros problemas cotidianos podemos recordar la pregunta ¿Quién elijo ser?, a continuación elegir ser ese guerrero interior, y por supuesto, actuar en consecuencia”, concluye el experto.