Qué bofetada en la cara del imperio

Qué bofetada en la cara del imperio

HÉCTOR RAMÓN ZAPATA
Lo que ha ocurrido en los últimos días en los Estados Unidos de Norteamérica es algo sorprendente, pues ya era hora que los extranjeros indocumentados, conjuntamente con los que se encuentran legal, emprendan una lucha por la defensa de su derecho (aunque los yankis tengan derecho a hacer las leyes que les convengan porque es su tierra y hay que respetar su decisión), de todos modo estas movilizaciones son una bofetada en la misma cara del imperio, porque los ilegales y los que no son, están cansados de tantos vejámenes y discriminaciones. Los gringos tienen que entender que estas personas son la mano derecha de la producción, del trabajo que ellos no quieren hacer. Entonces, por qué oprimen y maltratan a los obreros.

Con este mensaje de movilización en la misma tierra norteamericana, los activistas pro-inmigrantes, les están diciendo a los Estados Unidos que ya era tiempo que no se continúe con estas arbitrariedades. Los indocumentados no son animales, sino personas que tienen que emigrar a esa tierra, por la situación imperante en que se encuentran en sus naciones de origen, es decir que ellos exigen una reforma migratoria integral, no como los congresistas pretenden hacer, en contubernio con los sectores más recalcitrantes que representan los republicanos.

Los halcones norteamericanos solamente piensan en guerra “ahora con el temor del fantasma del terrorismo”. Empero, esta iniquidad es la que ha expulsado a millones de ciudadanos de toda Latinoamérica y otros países del mundo, lo que demuestra que los verdaderos verdugos y enemigos del pueblo son el imperio, con sus leyes opresoras acusando de criminales a los indocumentados, pero qué barbaridad, que a parte del sufrimiento de discriminación, también se les quiere acusar de ser personas no grata en los Estados Unidos.

Recientemente los Estados Unidos se ha convertido en un verdadero hervidero humano, y de costa a costa los inmigrantes hispanos, que conforman la mayor minoría de Norteamérica, demostró a los que están encumbrados en la Casa Blanca y en el Capitolio; de que los latinos no están dispuestos a seguir soportando tantas mezquindades.

Las demostraciones de fuerza de los hispanos, a los que luego se les fueron agregando miles de trabajadores al concluir sus jornadas laborales, parecía aquellos tiempos cuando las minorías norteamericanas eran los negros, y pedían igualdad de condiciones y el respeto a los derechos humanos. Los imperialistas tienen que tomar más en serio esta situación, y tener muy en cuenta al momento de convertir en ley esa nueva reforma migratoria, los halcones no pueden continuar atropellando a quienes, aunque sean ilegales, están dando su fuerza de trabajo, su riqueza humana que luego cuando quieren retirarse llegan a sus países vueltos bagazos, aunque otros honradamente han podido obtener grandes éxitos en ese país.

Quizás muchos se preguntan qué significan estos miles y miles de indocumentados para los Estados Unidos, porque no componen nada a la hora de las elecciones presidenciales, congresionales o alcaldías, pero con esas demostraciones crean conciencia a los demás hispanos que están naturalizados en ese país.

Ya era tiempo de que la comunidad hispana despertara y sin temor se lanzara a las calles a reclamar sus derechos a ser legalizados mediante una ley sin perjuicio, porque si es aprobada como está prevista hasta el momento serán expulsados de Norteamérica millones de ilegales, y prácticamente acusados de ser personas peligrosas.

Para los americanos todos aquellos que les reclaman sus derechos son terroristas, qué fantasía más triste. Basta ya de esta inmundicia. Sin embargo, cuando otros países intentan poner reglas migratorias en sus territorios los norteamericanos no están de acuerdo, puesto que piensan que son los dueños del mundo y que se están violando los derechos humanos, pero ellos, sí los violan qué injusticia.

Según un documento escrito por el líder republicano de la Cámara de Representantes, Dennos Hastert, y por líder de la mayoría del Senado, Hill Frist, manifestaron que están tratando de buscarle una salida a la introvertida ley de que no se considere delito grave la inmigración ilegal, y a mi juicio esto no es más que un cuento de camino porque aunque ellos son los líderes de ambas cámaras pero en su mente están pensando otras acciones y es sacar a como de lugar de territorio norteamericano a todos los hispanos indocumentados, con el pretexto de que son pordioseros y peligrosos, sin embargo, los fustigan tanto pero al final de año tienen que pagar los impuestos como los demás.

Creo que todos los gobiernos latinoamericanos deben en este momento levantar su voz en respaldo a sus paisanos que viven en estas tristes condiciones de ilegalidad y otras condiciones en Estados Unidos, y dejarse de ser servidores y lacayos del Imperio Yanki.

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