Busco y rebusco explicación razonable, prudente y sin riesgos, por qué CONEP se aventura abrir esa caja de Pandora de reformar Constitución bajo pretextos y falacias como unificar elecciones municipales excusándose en economizar recursos.
CONEP es un cuerpo intermedio entre individuo y Estado constituido para velar por interés común de sus integrantes, defenderlos de agresiones que pudieran provenir del Estado o de otras instancias. Y promover desarrollo particular de sus afiliados sin perjudicar el general; esencia del Bien Común.
No nos explicamos, pues, porqué el CONEP toma, innecesariamente, camino opuesto al sentimiento generalizado de nuestra sociedad. Según 14 encuestas levantadas desde marzo/2018 casi dos terceras partes de la población rechazan reformar Constitución:Https://m.elcaribe.com.do/2019/05/08/segun-14-encuestas-reforma-reeleccionista-tiene-rechazo-de-64/?). Algunas en porcentaje altísimo: 77% Asisa, julio 2019.
Y lo hace amparándose en falacias: de costos, sumas economizables y argumentos. Muchos gastos presupuestados municipalmente se mantendrán-boletas, personal, equipos, etc-sean separadas o unificadas. Otros (p.e:equipos) no corresponde cargarlos a un solo proceso.
Si de economizar gastos se tratara, existen vías más expeditas, efectivas y menos riesgosas: reclamar y exigirle al Estado freno cultura de dispendio sembrada, reflejada en presupuestos JCE; abandonar mediciones de resultados de gestiones por monto gastado impulsando que todo resulte caro, inculcando desburocratizar estructuras partidarias y cumplimiento riguroso de disposiciones legales distribuidoras de recursos del Estado en manos de partidos, dejando de utilizarlos para enquistar burocracias y forjar falsos liderazgos.
Si de disminuir contribuciones empresariales se tratara -admisión que las estatales no han disminuido exigencias a empresarios- pudieran explorarse vías alternas, partiendo del reconocimiento que nuestra democracia no ha mejorado después de instituido financiamiento estatal lo que hace pertinente revisarlo. CONEP pudiera promover alternativas: p.e., que aportaciones partidarias sean deducibles de renta imponible, resultando aprovechable para exigir comportamientos y proselitismos provechosos para nuestra democracia; sustituyendo así la cómoda recepción del financiamiento estatal que convierte a partidos en entidades cuasi-burocráticas y estructuradores de partidocracias perjudiciales a nuestra democracia.
No entendemos cómo CONEP nos expone a bellaquerías congresionales, asociándose a políticos faltos de credibilidad y consistencia, o a legisladores ineptos o faltos de independencia, como evidenciaron, entre otras, con la ripiada la ley de partidos por el TC; precedente funesto de riesgos institucionales que pudiéramos afrontar.
Abierta la Asamblea Revisora, cualquier tema puede presentarse, desde la ansiada habilitación inmediata del presidente que militarizó Congreso como hizo Pedro Santana (1844) para imponer el Art 210. O alentar algo como la prolongación de Horacio Vásquez (1928) que precedió dictadura trujillista.
De un presidente tan aferrado al poder, tanto que cuando se manifestaron reservas internacionales sobre su tercer período, alentó delfines interpósitos; evidenciando su capacidad de maquinación potencialmente aplicable para modificar radicalmente nuestro sistema político.