¡Qué claro está Leonel!

¡Qué claro está Leonel!

ANTONIO PEÑA MIRABAL
El discurso pronunciado por el presidente de la República, Doctor Leonel Fernández Reyna, que sirvió de motivación para dejar instalados los trabajos del VII Congreso del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), refleja el sentir de los que en ese partido muestran preocupación por el crecimiento desbordado y sin control de la membresía de dicha organización. Ese crecimiento de la militancia peledeísta, sin formación ni educación política, «ha generado conflictos y requerimientos de transformación de importancia», expresó el presidente Fernández.

Cuando Leonel expresaba que el PSOE de España a penas cuenta con una militancia de 300,000 personas y el Partido Laborista Inglés con 250,000, y comparaba esos datos con los del PLD, estaba realizando un cuestionamiento indirecto a la supernumeraria matrícula peledeísta. Tal como hemos afirmado en ocasiones anteriores, un partido de masas no es el que tenga más personas inscritas en su padrón, es el que mejor sepa interactuar con ellas, dirigirlas, y encauzarlas hacia el cumplimiento de sus tácticas y estrategia política.

Cualquier institución, ya sea una empresa, club, junta de vecinos, asociación, etc., que no cuente con una adecuada supervisión que sirva de garantía para el cumplimiento de sus metas, está llamada a caer en la inercia, por tanto a fracasar en sus objetivos. El VI Congreso del PLD aprobó en aquella ocasión la abolición de órganos responsable de la fiscalización o supervisión del cumplimiento de las tareas partidarias. Esa acción política constituyó un atraso para el PLD que creó e idealizó el Profesor Juan Bosch, y que Leonel muy sutilmente trató en su discurso del pasado lunes 23 de mayo. Poner la supervisión en manos de quienes forman parte de los organismos supervisados, fue un error impuesto por quienes propugnaron en aquel momento por la desaparición de los cuadros del PLD. El pasado proceso electoral que llevó a Leonel nuevamente al poder, fue un ejemplo claro de la calidad y capacidad política de quienes integran ese importante órgano, pero sobretodo, de la necesidad de contar con él al momento de las grandes decisiones políticas. El VII Congreso Dr. Rafael Kasse Acta, tiene por delante la gran responsabilidad de restituir en el PLD la fiscalización y supervisión como método de dirección política, sin importar como se llamen. Tal como dijo Leonel en su discurso, «…algunas normas que siempre han servido de fundamento para pautar la conducta de los miembros del PLD y que fueron esenciales en el pensamiento de Juan Bosch, no tienen por qué cambiar».

Leonel se refirió también a la disciplina como razón fundamental de la unidad partidaria, y expresó lo siguiente: «Solamente rescatando la disciplina se rescata la unidad y con ésta el partido está en condiciones de garantizar al pueblo dominicano un mejor futuro». Para que retorne la disciplina al PLD es fundamental que retorne la educación y formación política a través de la práctica política. Para que la disciplina sea efectiva es necesario que esta sea un acto voluntario de todo aquel que la asume, y no una imposición. Cuando esta se asume de forma espontánea se convierte en mística, cuando es por obligación constituye un fardo pesado. Hay que retomar la educación política en el PLD, sobre todo en momentos en que el conocimiento constituye la espina dorsal del progreso y desarrollo de los pueblos. A los individuos hay que crearles conciencia política a través del conocimiento y estudio de los principales acontecimientos históricos escenificados por el hombre en búsqueda de mejores condiciones de existencia.

Para que retorne la disciplina al PLD también es necesario asignarle trabajos políticos a la militancia organizada, que la involucre con los distintos sectores que conforman la sociedad dominicana. Hay que evaluar a cada militante en base a las metas trazadas, sean estas individuales y/o colectivas. No se gana nada con tener una matrícula de cientos de miles de integrantes, si estos no desarrollan ningún trabajo en la sociedad. No hay nada más peligroso para un partido político en la República Dominicana, que la vagancia política, porque esta se convierte en caldo de cultivo para chisme y el clientelismo disociador.

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