¿Qué clase de vida deseas?

¿Qué clase de vida deseas?

“Como pasamos los días, así pasamos la vida”
 
Annie Dillard
 
Ordinariamente, sentarme a hacer este artículo genera en mí una ansiedad parecida al encuentro con un amante. Me siento abarcada por el misterio y ante su inmensidad, quedo turbada sin saber hacia dónde me lleva el movimiento. Entro en el silencio como esperando algo. De repente, una frase o una palabra ilumina mi consciencia y encuentro el hilo para salir del laberinto y regresar a la luz. ¡Uff! De nuevo recupero la calma.
 
Una vez hablé con el escritor John Maxwell, quien tiene más de 60 obras bestsellers,  y me dijo que el secreto para no verse atrapado en la esterilidad creativa es todos los días leer, todos los días escribir y todos los días archivar escritos interesantes de otros autores. Llevo años haciendo lo mismo, y aún así me quedo enchivada cuando abro la página en blanco de Word.
 
La semana pasada fue particularmente activa para mi, ya que he estado visitando distintos medios de comunicación, promoviendo mi próxima conferencia: “Love Vision”. Para mi sorpresa, la variación del ritmo ordinario me ha inspirado de múltiples maneras para escribir de temas muy diversos. Lejos de angustiarme, he estado deseosa de hacer un vaciamiento que me deje espacio para seguir tomando.
 
Tanta actividad me brindó todo tipo de maravillosas imágenes, llenas de un especial colorido y significado. Imágenes que han marcado mi sensibilidad de un modo singular, llevándome a nuevas comprensiones acerca de distintos temas: la apacibilidad de una mujer sentada en el suelo entre las piernas de su marido, que cuida en la noche un negocio…un perro eligiendo el mejor árbol para orinar…un bebé rendido en los brazos de su madre que pide limosnas en un semáforo…un hombre en el parqueo de una heladería que despide con un beso a su novia…fueron algunas de las tantas maravillosas escenas que ví.
 
Tal vez, relajarnos para estar presentes y observar nos deja más libres para el trabajo creativo, que el afán para cumplir con responsabilidad en el tiempo asignado a la tarea. En “Meditaciones para una vida equilibrada”, el libro de Anne Wilson Schaef que sigue al éxito “Meditaciones para mujeres que hacen demasiado”, ella comparte que apearse del tren de cosas por hacer para sentarse en un sillón, suele dar mejor resultado que insistir en hacer algo para lo que no tenemos una conexión. 
 
La autora dice: “Si se lo permitimos, muchas de las tareas y asuntos de nuestras vidas cuidarán de si mismos”. ¿No te parece una maravilla? Muchos de tus asuntos no te necesitan a ti para llegar a su destino. Un signo de madurez es saber que no todo lo que tiene que hacerse debe ser hecho por ti. La tarea “impostergable” que crees necesaria hacer hoy, dentro de una semana lucirá muy diferente.
 
Para la mayoría de las personas (especialmente las mujeres), hacer demasiado se ha convertido en un estilo de vida. En un día están tironeadas en múltiples direcciones diferentes: el trabajo, la familia, los amigos, los asuntos personales, las tareas domésticas, los compromisos sociales, las fechas de entrega y las promesas que se han hecho a sí mismas. ¿Esa es la vida que quieres para ti?
 
Según la medicina ayurvédica, cada día se divide en seis períodos diferentes: amanecer, media mañana, medio día, tarde, atardecer y noche. Las emociones fluyen y refluyen a lo largo del día como las mareas del océano. Los sabios védicos que practican la medicina, piden a sus pacientes llevar un diario, para ver el momento del día donde surgen -o se intensifican- los síntomas.
 
Durante miles de años, los médicos orientales han tratado a sus pacientes tomando en cuenta la dieta y sus hábitos de trabajo y sueño. Los remedios tienen como objetivo armonizar las tareas del cuerpo con las necesidades del alma. Desde antaño, el mediodía es el tiempo de la risa y la alegría para los médicos chinos. Investigaciones recientes muestran que en este momento del día hay un fluir natural de “serotonina”, también llamada la “hormona del buen momento”. ¡Los chinos lo sabían por simple observación!
 
Es necesario velar por las propias necesidades. Como dice Anna Johnson: “En julio nadie viste de terciopelo”. Con tanto trajín, nos queda poco tiempo para observar cómo cambiamos a lo largo del día. Otra cosa que me dijo John Maxwell fue: “Si me enseñas tu agenda te diré cuánto te estás acercando o alejando de tu propósito”.
 
La manera en que vives tu día refleja el modo en que llevas tu vida. Un buen comienzo para reconectar con la misión es sacar un tiempo para la reflexión, la diversión y la renovación que nos da el ocio. Esta es la tríada generadora de creatividad. Muchas de mis mejores ideas han surgido mientras me baño, duermo, conduzco el automóvil o estoy de viaje.
 
Tengo muchísimos pendientes, pero el fin de semana decidí pasar tiempo con mi madre y mi hija Chantal. Reírnos, ver videos, comentar chats y ponernos al día de los asuntos de familia. Esta vez estoy escribiendo relajada. Mientras lo hago, saboreo un delicioso y refrescante té frío de menta y limón. Como nos recuerda un koan zen: “Mientras estoy sentado tranquilamente, sin hacer nada, llega el otoño y las hojas caen solas”.

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