Una denuncia de asesinato es una cosa muy seria que no debe subestimarse ni tomarse a choteo, pero es lo que ha sucedido con la carta del exprocurador Jean Alain Rodríguez al presidente Luis Abinader, en la que dice temer por su vida debido a que el imputado Ángel Rondón expresó públicamente, en un programa de televisión, su deseo de asesinarlo.

Desde recomendarle que se compre un perro prieto hasta sacarle en cara que nunca temiera por la vida y los derechos de los demás cuando fue Procurador, la hostilidad que reflejan las reacciones a su carta sorprenden por su virulencia.

Pues si bien es sabido que Jean Alain Rodríguez nunca habría ganado un concurso de simpatía entre los funcionarios del pasado gobierno, llama la atención su talento para ganarse la animadversión de casi todo el mundo.

En su carta también se queja de las “constantes amenazas” de agredirlo físicamente de Víctor Díaz Rúa, “un individuo que en diversas ocasiones ha agredido físicamente a diversos ciudadanos”.

¿Pueden considerarse amenazas de muerte los comentarios de Rondón y Díaz Rúa? Eso es algo que debe determinarlo el Ministerio Público, pero Jean Alain Rodríguez a quien envió su carta fue al Presidente de la República, fingiendo ignorar que ya el Poder Ejecutivo no le baja línea a sus titulares.

Es evidente entonces que su interés no es que se investiguen esas amenazas sino hacerse la víctima, solo que a juzgar por las reacciones, como señalé mas arriba, el tiro le salió por la culata.

Aunque hay quien sostiene que su verdadero propósito es conseguir que le aumenten su escolta, actualmente de once personas, insuficiente al parecer para el tamaño de su miedo. Pero sea cual sea el motivo, aprovecho el espacio que queda para decir que esa carta ha servido también para que el exprocurador pueda enterarse de cuánta gente está esperándolo en la bajaíta para recordarle que todo lo que sube algún día baja.