Regularmente nos enteramos por los medios de comunicación social que se exige nacionalizar a los haitianos hijos de ilegales que han nacido en el país. Hasta se argumenta que son apátridas y por tanto, deben ser dominicanos. Con la misma regularidad me pregunto: ¿Por qué no se registran en sus consulados y obtienen la nacionalidad que les corresponde, la haitiana?

Países, que se dice, están detrás de todo ese insistente movimiento, como Francia, con una alta responsabilidad en la situación haitiana pues estuvieron cobrándoles reparaciones monetarias hasta bien entrado el siglo veinte, no los quieren en su territorio y son además, extremadamente resistentes y difíciles para otorgar su nacionalidad. ¿Por qué Francia no nacionaliza a todos los haitianos? Más sencillo: ¿Por qué Francia no nacionaliza todos sus ilegales?

Estados Unidos de América el faro económico y democrático, dice su prensa, tiene un número de ilegales que nadie sabe cuántos son, he leído estimaciones que van desde doce hasta veinte millones. Ese indudablemente gran país, acaba de rechazar en el Congreso que terminó en diciembre próximo pasado, abrir la posibilidad de nacionalización a niños y adolescentes que llegaron con sus ilegales padres, se criaron y educaron en su territorio y sus escuelas. ¿Por qué?

Canadá, país que también se menciona como parte del coro de presión que se ejerce sobre la República Dominicana, y, que tiene un enorme territorio, bien podría nacionalizar a los haitianos.

Si alguno de los países mencionados tomaran la decisión de resolver el problema haitiano, tendrían la riqueza, los medios, el territorio y la población para que ni modus vivendi, ni su ejercicio político, quedaran afectados. En realidad, no es necesario que tuvieran que tomar medidas heroicas; bastaría con que se decidieran a seriamente tomar las necesarias. Por los demás, son países que están “acostumbrados” al proceso de “nation building”, en estos momentos lo hacen en el Medio Oriente. ¿Por qué no lo hacen en Haití que es más fácil?

En varias ocasiones se han ofrecido considerables sumas de dinero: ¿Por qué no la usan para organizar Haití? Eso de que no tienen a quién entregarles el dinero es una excusa sin sentido, pues las Naciones Unidas llevan años metidas en Haití y bien pudieron haber creado la estructura para supervisar o manejar los fondos. Además, en Afganistán e Irak se crearon las “condiciones”. ¿Por qué no en Haití que es más fácil?

Todos se escudan en excusas baladíes, en otorgar premios a los agentes más activos contra la República Dominicana, en predicar y querer aparentar su gran interés por la solución haitiana, pero todos terminan acusándonos y presionándonos para que resolvamos el problema, sin nosotros tener los recursos naturales, ni económicos, ni políticos para esa tarea. Si no se atendieran las necedades que brevemente relatamos, esos países y las Naciones Unidas deben pensar que en vez de un problema de nueve millones de haitianos, en muy corto plazo tendrían un problema de veinte o más millones de haitianos y dominicanos.

Ante esta clara situación, nos tenemos que preguntar: ¿Qué designio se oculta? Ya que las personas que dirigen esas acciones contra la República Dominicana no son torpes, ni obtusos, tampoco subdesarrollados mentalmente.

¡Basta de acusarnos! La República Dominicana acaba de dar una gran demostración en el 2010, de que le interesa se resuelva el problema haitiano, de que no es racista pero tampoco zoqueta. Aunque lo parece pues el temor y la debilidad de acción que vemos frente a la invasión masiva es muy preocupante.