Qué determina la calidad de un buen vino

Qué determina    la calidad de un buen  vino

Al realizar una cata siempre tenemos en cuenta la fase visual, olfativa y gustativa; pero un vino tiene muchos más aspectos imperceptibles al ojo humano.
Todos los procesos que suceden desde la viña a la copa influyen directamente en la calidad final. Al desconocer esto, son muchas las personas que caen en el error de creer que la calidad de un buen vino se mide simple y llanamente por su precio.
Y es que según coinciden varios expertos del mundo enológico, pagar un alto precio por esta bebida no siempre determina que se trate de un vino de mejor calidad en comparación a una botella más barata.
Lo que realmente influye en el precio y aporta un sello de distinción a una marca de vinos son factores climáticos, geográficos y la acción de los especialistas que intervienen en su proceso de elaboración.
A continuación detallamos algunos de ellos:
La tierra. Para obtener vinos de mejor calidad, la tierra que alberga la vid debe ser saludable. La tierra donde se cultiven los viñedos es fundamental para que la uva crezca en óptimas condiciones, con una calidad suprema de la fruta. Una tierra saludable producirá, sin lugar a dudas, una uva saludable y ésta nos llevará a producir un vino exquisito.
Los grandes productores de vino aconsejan utilizar fertilizantes naturales para lograr un sabor natural, propio de las uvas, sin alterarlo con productos químicos.
Tipo de uva. La uva que se usa en cada producción de vino, es uno de los factores fundamentales para lograr un vino de excelente calidad. Por ejemplo, cuando cualquier persona ve el nombre o la publicidad del Cabernet Sauvignon o del Chardonnay, a su mente emergen imágenes de calidad, exquisitez, sabor supremo y único.

El clima. La uva como cualquier otra planta, requiere de un tiempo de crecimiento que incluye la inactividad, el florecimiento, el crecimiento, la maduración y la cosecha. Todas estas etapas se encontrarán influenciadas en gran medida por la humedad y la temperatura, unidas al resto de circunstancias ambientales a las que se encuentren expuestas.

La forma en que el productor de vino cuida cada planta será el impacto que las uvas tendrán en la calidad posterior del vino, por lo cual se deben buscar personas especializadas en esta tarea.
Procesamiento de las uvas. Desde las técnicas de cultivo, tiempo de maduración, recolección, transporte del viñedo y prácticas enológicas utilizadas por los expertos en las bodegas influyen directamente en el resultado de los vinos y determinan sus sabores, olores y características.

Color. Este es uno de los factores de calidad, que sí podemos ver a simple vista, que nos aporta información sobre la estructura, cuerpo y sabor del vino. Medir en la copa sus tonalidades, brillo y transparencia puede darnos una primera valoración.
Cabe destacar que el vino va a tener tonalidades diferentes según la variedad de uva y los procesos enológicos sufridos después, pero si hay defectos pueden reflejarse en su color.

A veces el vino puede estar turbio o tener un aspecto apagado debido a los sólidos en suspensión que han podido aparecer en la botella; en este caso, con la ayuda de un decantador, podemos eliminarlos fácilmente.
Otras veces, este aspecto tiene que ver con una alteración microbiológica y, por tanto, un defecto.

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