¿Qué diferencia a los santiagueros de otros isleños?

¿Qué diferencia a los santiagueros de otros isleños?

Pedro Francisco Bonó sentó cátedras sobre las identidades dominicanas. Caracterizó los modos de vida de los santiagueros y cibaeños. Sus tesis están escritas en piedra, al caracterizar diferencias entre las élites enquistadas en el Estado asentado en Santo Domingo, capital de la Banda Sur de la Isla, y los cibaeños ubicados al norte. Bonó distingue como “santiagueros” aquellos dominicanos considerados genuinos motores del auténtico desarrollo local versus los sureños, genuinos “vividores” de la economía nacional.
Especialistas en P. F. Bonó como Roberto Cassá, Julio Minaya y Raymundo González, lo proyectan como el “intelectual de los dominicanos pobres”. Desde Santiago lo subrayamos como pensador de la identidad y sentido de pertenencia de los cibaeños. Bonó permite entender por qué los atributos de pasión por la tierra, laboriosidad y adhesión social que exhiben los santiagueros hoy, se cristalizan a mitad del siglo XIX, luego que la Banda Norte de la Isla o Cibao, se impuso sobre la Banda Sur, generándose en Santiago un tipo de burguesía resultado de la economía tabaquera de exportación.
Eso fue decisivo para crear una forma de trabajar de los campesinos del Cibao. De cómo producían riquezas y cuáles eran sus modos de vida. Todos los historiadores ratifican el rol del tabaco en crear la identidad santiaguera que conocemos hoy. Al tabaco se le canta, habla y reza. El tabaco genera encuentros entre labores, música y producción que formó una tradición en el Cibao, no tan sólo para el tabaco, sino para toda la producción. Por eso, somos cuna del merengue auténtico, estirpe de eróticas bachatas y fuente del son romántico.
Bonó es el primer intelectual dominicano que concreta la relación entre economía y cultura. Es el tabaco santiaguero, nunca la caña del sureste y menos aún el hato ganadero de la Banda Sur de la Isla, la actividad de donde surgieron los hábitos de la sociedad cibaeña. Bonó describía: “Por dondequiera cruzan tongos, serones, y pacas; por doquier veo almacenes atestados de esta hoja y un enjambre de trabajadores, apartando, pesando y enseronando. Veo tiendas atestadas de compradores, llegan y desaparecen surtidos, en una palabra hay una circulación de riquezas triple a la del resto del año, y esto por consiguiente es lo más importante”. El tabaco es el cultivo donde todo el mundo se encuentra, cultivado en minifundios, generador de capital social y tal como subrayaba Bonó, “cuna de la democracia dominicana”.
El 15 de agosto de 1963, Juan Bosch en los inicios de los trabajos del Instituto Superior de Agricultura, al referirse a los proyectos concebidos por la Asociación para el Desarrollo, dijo: “Por qué es en Santiago donde se produce esta manifestación de espíritu progresista de gente que no espera dádivas del gobierno, ni de ningún gobierno, para empezar a trabajar”.
Bosch sigue: “Santiago se mantuvo por siglos, solo y aislado. Durante siglos le hizo frente al destino con sus propias fuerzas. No había caminos para comunicar la ciudad con los puertos del mar, no había telégrafo. La población de Santiago creció con la sensación que tenía que valerse por ella misma, por sus propias manos, lo mismo frente a los ataques de piratas que frente a las invasiones haitianas de hace 150 años, que frente a la ocupación española, hace ahora 100 años.” Bosch afirma “Santiago no esperó nunca ayuda. Cuando le llegó la hora de responder “presente” al desafío del destino, Santiago combatió hasta destruirse a sí mismo y construir en beneficio de la República. Bosch concreta lo que Bonó había expresado un siglo antes, sobre la identidad santiaguera.

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